lunes, 10 de diciembre de 2007

Abstención enigmática la de Venezuela



La privación de libertad del ex gobernador Enrique Mendoza, el motor de la derrota del régimen en el estado Miranda


Con el actual CNE, convocar a elección de una constituyente es más de lo mismo


Hasta ahora nadie ha reconocido debidamente que la opción del NO tiene más de una deuda con la abstención. Ante el telón de fondo de la abstención de la mitad del electorado ¿de dónde iba a sacar votos el gobierno para alimentar su maquinaria fraudulenta del CNE? ¿Hubiera sido creíble que el SI obtuviera sus 7,3 millones y el NO el 1,2 restante?

¿Qué hubiera pasado en el país en caso de la potenciación del fraude electoral para forzar una victoria indigerible del SI? Precisamente como lo planteó el Frente Patriótico, sin que nadie se dignara a escucharlo. Si toda la población se hubiera volcado a votar y la abstención tendiera a cero, ¿hubiera ganado la opción del NO o más bien se hubiera potenciado la posición del SI? Es difícil negar lo que es evidente.

Esta es la opción planteada con el vacío electoral: o bien un triunfo claramente minoritario de la propuesta gubernamental, lo que hubiera hecho inviable la imposición del proyecto constitucional por una minoría a una franca mayoría opositora; o la potenciación del fraude para inflar los resultados, lo que hubiera hecho evidente no sólo éste, sino todos los fraudes anteriores. Esto al menos hubiera conducido a una salida concluyente; pero ahora ¿qué tenemos?

Ocurre que "abstencionista" y "chavista" son lo mismo y se escribe igual, o sea, que la mayoría del electorado apoya al gobierno desde la sombra, en silencio. Sorprende la docilidad con que la oposición oficial ha aceptado esta versión de los hechos, aunque es fácil sospechar que les conviene esa creencia, por absurda que parezca, porque si los supuestos millones de votos que le faltan al comandante hubieran votado "NO" ¿a qué se reduciría el músculo político de la Nueva Oposición?

Esta interpretación de los resultados del 2D tiene la nada despreciable ventaja de explicar cómo es posible que cada vez que esa mayoría del electorado se ha movido a votar, como el 15A del 2004 y el 3D del 2006, los centros electorales se atestan de gente; pero el comandante "gana" abrumadoramente.

Definitivamente, la gente que se abstuvo en las elecciones de gobernadores y alcaldes de 2005 y en las de la llamada Asamblea Nacional, no podían ser sino chavistas. No se sabe quien inventó esa leyenda de que se trataba de electores oposicionistas que estaban decepcionados por el fracaso del RR del 15A de 2004 y que crónicamente desconfiaban del CNE.

No obstante, aún restando los famosos 3 millones de desertores, aún queda un nada despreciable margen de 5,5 millones de electores que no son chavistas y tampoco votaron "NO". ¿Qué gente será esa? El gran contingente opositor que se abstuvo es insultado equitativamente por el gobierno y oposición oficialista, que compiten en inventar descalificaciones que van desde llamarla abstención frívola, pasando por el menos elegante apática, floja, indolente, hasta llegar a traidora, antipatriótica y gente que por poco hizo que perdiera el NO y con ello se perdiera la patria.

Lo que tienen en común todas estas opiniones tan contradictorias es que ninguna de ellas se ha paseado ni siquiera remotamente, ni intentado alguna respuesta a la gran cantidad de argumentos que se han dado para no votar.

Como por ejemplo, un registro electoral adulterado, lleno de electores sin dirección, de milicianos cubanos y guerrilleros colombianos, de viejos con cédulas de niños, de muertos, de migraciones inconsultas; en general, la falta de condiciones electorales, la insultante parcialidad del CNE, del Plan República y paremos de contar.

El jefe de profesionales y técnicos de COPEI, Carlos Presencia, ha denunciado inútilmente la toma de la CANTV, con el detalle de que se habrían cerrado tres pisos del edificio de la telefónica, con acceso exclusivo de personal cubano, sin que hasta ahora nadie haya dado alguna explicación. No ha sido escuchado ni siquiera por su propio partido, que llamó incondicionalmente a votar.

Ahora, con la supuesta victoria del NO, se lavaron todos los pecados. Los que llaman a votar tienen toda la razón y los que mantienen reservas con el sistema electoral, ninguna. Pero en realidad, nada ha cambiado. El régimen se afianza aún más en sus propósitos continuistas y los ciudadanos estamos cada vez más indefensos.

Vamos a ver ahora, cuando el régimen lance su nuevo referéndum ilegal y aún más inconstitucional que el anterior, qué van a decir los que le dieron ese visto bueno al CNE y bañaron de agua de rosas a un régimen despótico, por haber aceptado un resultado electoral adverso que en la realidad nunca ha aceptado.

La cruda verdad es que no sólo la oposición quedó desmovilizada, sino que también el gobierno cayó en una cuneta de la que no puede echar para adelante, ni para atrás. Se quedaron sin el programa político que han venido desarrollando en los hechos aún violando la constitución vigente, por lo que han advertido hasta la saciedad que ésta ya no les sirve para sus propósitos.

¿Por fin van a reabrir y a devolver sus equipos a RCTV? ¿Van a salir de las propiedades privadas que ya están invadidas? ¿Van a liberar a todos los presos políticos a quienes no se les ha respetado el debido proceso? ¿Se va a restablecer la división y equilibrio de los poderes públicos? ¿Se va a elegir una nueva Asamblea Nacional que sea representativa? ¿Se van a hacer elecciones libres y limpias de gobernadores y alcaldes?

Por supuesto que toda elección tiene como previo requisito la conformación de un Consejo Nacional Electoral que sea digno de confianza, equilibrado, con procedimientos transparentes y con la presencia de todas las tendencias políticas auténticamente opositoras.

Es evidente que nada de esto se ha cumplido y plantearlo en la actualidad es casi como una quimera. Pero en el fondo, eso es lo que se pretende alcanzar con la convocatoria de una Asamblea Constituyente; hacer una formidable movida de mata que permita el establecimiento de instituciones civiles representativas que gocen de la confianza de la ciudadanía.

El pequeño problema es que con el actual Consejo Nacional Electoral, convocar a elección de una constituyente es más de lo mismo. De un lado, si el gobierno lo percibe como un plan desestabilizador, ¿quien se va a atrever a recoger firmas, a firmar y consignarlas al CNE, con los antecedentes recientes que tenemos de persecución y discriminación política? Entonces, la posibilidad de cualquier cambio pasa necesariamente por la sustitución del CNE.

Por otro lado, una nueva constituyente podría ser una manera de tenderle la cama al gobierno para que presente otra vez su propuesta de constitución totalitaria a través de ella. Esta es una propuesta riesgosa en que no hay nada que ganar y mucho que perder.

La situación actual en muchos aspectos es peor que antes del referéndum del 2D que supuestamente ganó la oposición, siendo lo cierto que el tigre está suelto y con una herida humillante. Ahora no se sabe con qué podrá venir, pero sin duda no será nada bueno, por lo que no hay razones para estar confiados.

La afirmación de los comunistas de que la sociedad no estaba "madura" para el socialismo, no puede entenderse sino como que van a empeñar todos sus esfuerzos en crear lo que ellos llaman "condiciones objetivas de la revolución". Esto supone dos cosas: propaganda y represión. Con una mano una campaña de adoctrinamiento febril y con la otra violencia e intimidación contra todo tipo de oposición.

Para una cosa es indispensable la hegemonía comunicacional y el control del aparato educativo, lo que implica el cierre de canales como lo que queda de RCTV y Globovisión y copamiento de la educación privada o autónoma. Para la otra es necesaria la criminalización de la disidencia, el procesamiento, prisión, exilio, cuando no el asesinato de los opositores.

Por cierto, en este mismo momento se anuncia la privación de libertad del ex gobernador Enrique Mendoza, el motor de la derrota del régimen en el estado Miranda. Los mismos chavistas dijeron que no votaron en el referéndum porque no les gusta el gobernador, el capitán Diosdado Cabello, ni el alcalde José Vicente Rangel Ávalos.

La respuesta del gobierno es encarcelar a Mendoza. Algo parecido a lo que ya habían hecho con Eduardo Lapi en Yaracuy, por lo que son previsibles otros casos de este tipo.

Son los signos de estos tiempos. Cuando la oposición enarbola la consigna de una Navidad sin presos políticos, el gobierno adopta la vía de incrementar el número de presos. Parece que en efecto, las secuelas del 2D no dan muchos frutos que celebrar.

Por Luis Marín

http://www.diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=2842

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