Estiman como un contrasentido que CIDH no pueda visitar el país
Mientras en Honduras, el gobierno "de facto" de Roberto Micheletti, recibió a los cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) y a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) y debatió con ellos sobre la crisis política en esa nación, en Venezuela no ha sido posible que el gobierno de Hugo Chávez permita una visita de dicha Comisión.
Para el director de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Félix Arellano, esa paradoja es un reflejo del "autoritarismo" del Gobierno venezolano y de una manipulación de las normas internacionales que le afectan.
Sostiene que "el tema de los derechos humanos ha sido tratado con mucha objetividad (en la OEA)" y que "ese es el punto que molesta al Gobierno de Venezuela: que haya una institución a la que los ciudadanos del hemisferio puedan recurrir, una vez agotadas las instancias nacionales".
Arellano destaca el doble discurso oficial respecto a la OEA, a la cual se exalta cuando actúa como lo hizo en Honduras -fustigó el golpe e insiste en gestiones para el retorno al poder del depuesto presidente José Manuel Zelaya- pero cuestiona con verbo encendido y se amenaza con dejarla, cuando no actúa en consonancia con lo que el gobierno de Chávez pretende.
Cambios necesarios La internacionalista Giovanna De Michele, juzga necesario repensar el funcionamiento, alcance y el ejercicio efectivo de la Organización de Estados Americanos, "porque se ha convertido en un foro, en una tribuna para el debate político, pero con muy pocos mecanismos que le permitan concretar acciones o decisiones que se toman en el seno de la organización".
Considera que la negativa del Gobierno venezolano a la presencia de la CIDH, es evidencia de esa situación. "Esa es una de las demostraciones de la poca eficacia de los mecanismos dentro de la Organización. ¿Cómo es posible que la OEA cuente con una organización como la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, que tiene la facultad de elevar asuntos ante la Corte Interamericana, que tiene la potestad de conocer procesos judiciales contra los estados en materia de violación de derechos humanos, pero no tiene la forma de hacer obligatorio para los estados la observación directa de parte de la Comisión. Eso es un contrasentido", aseveró.
La solicitud de visita de la CIDH a Venezuela ha sido negada en forma reiterada durante varios años. El principal argumento del Gobierno venezolano es su actuación durante los sucesos de abril de 2002.
"La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos tiene un asunto pendiente con Venezuela, y es que su coordinador (en referencia al secretario ejecutivo, Santiago Cantón) dio una aplauso al señor Carmona cuando dio un golpe de Estado y nosotros hemos reclamado persistentemente sobre eso. Una vez que eso se resuelva, la Comisión podrá actuar", alegó al respecto el diputado Roy Daza (PSUV), presidente de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional.
El Gobierno venezolano intentó "recusar" al argentino Cantón en 2004, lo que fue rechazado por la Comisión Interamericana, que argumentó que la solicitud "carece de todo fundamento y de sustento jurídico, toda vez que esa figura no se encuentra contemplada en ninguno de los instrumentos del sistema interamericano".
Para el profesor Arellano, los argumentos contra el secretario ejecutivo son "denuncias al voleo sin argumentación sólida".
Los retos de la OEA Lo cierto, es que la OEA y la CIDH lograron en un gobierno de fuerza, lo que no pudieron hacer en un país con un gobernante electo por la vía del voto: una visita para verificar la situación de los derechos humanos.
Giovanna De Michele, piensa que "la OEA tiene una deuda con todo el continente, porque no ha demostrado mayor eficiencia en la definición de los baremos que van a determinar cuándo el ejercicio del poder es legítimo en los sistemas democráticos del continente".
Por su parte, el diputado Daza, considera que no es en Venezuela donde el organismo continental tiene su prueba de fuego. "La lucha por la defensa de la democracia tiene en Honduras un examen sin reparación, si lo pierde se pierde su vigencia", expresó.
Reyes Theis
EL UNIVERSAL