En esta fotografía del 8 de Mayo de 2009, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez (d), durante la toma de control por parte del Estado de las "operaciones petroleras acuáticas en el Lago de Maracaibo", como parte del plan para "garantizar la soberanía energética nacional".
El gobierno venezolano se enfrenta a un descontento laboral en sectores ‘‘estratégicos'' como el petrolero e industrias básicas, y otros de servicios como la salud y la educación que, según indicaron el viernes analistas locales, podría incrementarse en el corto plazo.
Diversos movimientos sindicales, tanto opositores como afectos al gobierno de Hugo Chávez, han salido a manifestar en las últimas semanas su exigencia de que sea cumplido lo establecido en los contratos colectivos o que sean renovados, ya que algunos, como el petrolero, se encuentra vencidos.
El descontento laboral se registra en medio de una complicada coyuntura económica en Venezuela, derivada del derrumbe de los precios del petróleo, el principal producto de exportación del país, que ha obligado al gobierno a cerrar el grifo financiero y a reducir el gasto público.
El ministro de Finanzas, Alí Rodríguez, quien reconoció que los ingresos venezolanos se han reducido, reiteró el viernes que el gobierno estudia aplicar medidas "bien coherentes'' para frenar la caída de la economía, que se contrajo el segundo trimestre de este año a --2.4 por ciento.
Por su parte, José Guerra, economista y ex directivo del Banco Central de Venezuela (BCV-emisor), vaticinó "un aumento de la conflictividad laboral en el mediano plazo'', en entrevista telefónica.
A juicio del experto, "la fuerza de los hechos'' llevará a los sindicatos tanto afectos como opuestos a la "revolución'' a unirse para que sean respetados sus derechos.
Esta semana, trabajadores de la salud marcharon en Caracas para reclamar el cumplimiento del contrato colectivo y exigir mayor inversión en los hospitales públicos.
Al mismo tiempo, continuaba la conflictividad en la estatal Ferrominera del Orinoco, en el sureño estado de Bolívar, tras casi dos semanas de huelga de al menos un tercio de la nómina, en reclamo del pago de deudas salariales y de la dotación de insumos para la producción, según portavoces sindicales.
El presidente de Ferrominera, Radwan Sabbagh, aseguró este jueves que finalizó el paro que mantenía un grupo de trabajadores de la empresa, la cual ha visto caer en "un 25 por ciento sus ingresos''.
Por su parte, el líder sindical de la acería Rubén González reafirmó este viernes que cerca de 2,100 trabajadores continúan "parados en protesta por el incumplimiento del contrato colectivo''.
Pero otro líder sindical de Ferrominera, Alfredo Spooner, identificado con el oficialismo, acusó a González de agitador y repudió que su colega haya asumido esa posición cuando el gobierno se ha comprometido a saldar sus deudas con el sector.
Por su parte, el presidente Chávez ha dicho que su gobierno "es obrerista'' pero ha exigido un comportamiento "socialista'' a los trabajadores, a cuya directiva sindical ha criticado por presentar exigencias que, a su juicio, "rayan en lo obsceno''.
En un acto público en región de la Guayana venezolana, donde están asentadas las empresas básicas, Chávez señaló en mayo pasado que consideraría toda huelga en los sectores "estratégicos'' como acto de "sabotaje''.
"El que pare aquí una empresa del Estado se está metiendo conmigo. Eso es sabotaje y no lo voy a tolerar'', advirtió el mandatario, que también ha pedido "paciencia'' a los trabajadores porque el gobierno hace "hasta donde puede''.
En la neurálgica industria petrolera, también se viven tensiones laborales producto de la discusión del contrato colectivo, que no se ha renovado debido a que los numerosos sindicatos de la industria no han elegido a sus nuevos dirigentes.
En la estatal Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) hacen vida cerca de un centenar de sindicatos, que abarcan buena parte de los 80,000 empleados de la empresa, que aporta al menos el 80 por ciento de las divisas del país.
Desde Sinutrapetrol, sindicato del sector afecto al oficialismo, se ha criticado el ‘‘hermetismo'' de PDVSA frente los problemas de los trabajadores, que ha generado una ‘‘serie de descontentos''.
El presidente de Sinutrapetrol, Raúl Párica, alertó que de no solucionarse prontamente el conflicto laboral, se verían obligados a tomar "medidas contundentes'', que podrían incluir una paralización de actividades.
El Nuevo Herald
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