domingo, 16 de agosto de 2009

"Chávez está perdiendo la batalla ideológica con el país"


"El 58% de los venezolanos confiesa que quiere ser empresario"


El politólogo John Magdaleno sitúa el origen de la arremetida para desmontar el Estado democrático en el año 2004: "Fue durante el taller de Planificación Estratégica celebrado en Fuerte Tiuna, donde Chávez estableció las líneas maestras cuya aplicación explica lo que pasa actualmente. Allí exigió definiciones claras, "conmigo o en mi contra", rasgo típicamente fascista y advirtió que no bastaba la conquista del Gobierno si no se procedía a demoler el viejo régimen a nivel ideológico. Así estaba reconociendo la resistencia que se le opondría en su objetivo de imponer la transición hacia el socialismo y las medidas que está tomando".

Magdaleno explica que a pesar de los esfuerzos el Gobierno no ha podido deslegitimar al capitalismo: "La gente privilegia el concepto de la propiedad privada y cuando le preguntan si quiere tener su propia empresa, asociarse a una de propiedad colectiva, ser empleado o no trabajar, la primera se impone con 58% sobre la segunda (15%), la tercera (13%) y la cuarta (6%). Chávez tiene perdida la batalla ideológica que planteaba en 2004 e intenta revertir la situación con todos los recursos, incluso el uso de la fuerza: fuerza para controlar el Estado, tener una minoría más organizada que la oposición y usar el monopolio de la violencia".

El quid del asunto, advierte, está en la capacidad de la oposición para movilizarse: "Si no logra organizarse mejor, las probabilidades de que el Gobierno imponga su proyecto son altas. El trabajo de la Mesa Democrática va en la dirección correcta, pero es insuficiente. Debe incorporar muchos más actores (estudiantes, empresarios, gremios, buhoneros), en un gran movimiento social para contener el avance del Gobierno. En el último sondeo de Datanálisis la identificación partidista (incluidos todos los partidos de oposición) llega a 10%. El PSUV tiene el 20%, a pesar del desgaste y el porcentaje mayor de venezolanos (53%) no se ubica en ningún partido, sector al cual debe atraer la oposición".

Todo esto, a su juicio, puede generar cuatro escenarios: que el Gobierno se imponga porque la oposición no active la mayoría que rechaza el proyecto chavista. Que la oposición se organice, pero no pueda conducir un proceso de movilización colectiva, la protesta se le salga de las manos, haya otras expresiones de descontento y el Gobierno las controle. Un golpe de Estado, el peor escenario porque le permite al Gobierno legitimar el avance de su proyecto.Y finalmente, la convulsión social, manifestaciones de calle, episodios de saqueos y de violencia selectiva incontrolables. "Estaríamos a las puertas de una disolución social en la que puede pasar cualquier cosa: que el Gobierno pierda el poder o que ocurran síntomas de preguerra civil, (predicción de Boris Bunimov antes de morir)". Ante esas posibilidades señala que los sectores moderados de Gobierno y oposición deben sentarse a dialogar en la búsqueda de un restablecimiento democrático que permita echar las bases de un nuevo sistema político".

Roberto Giusti
EL UNIVERSAL

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