miércoles, 6 de agosto de 2008

La clase política no se da cuenta de que Chávez acaba de dar un golpe de Estado con el visto bueno del Tribunal Supremo de Justicia


Están muy equivocados si creen que la aprobación de esos 26 decretos leyes y los 16 que faltan son trapos rojos de Chávez. Para nada. No son decretos distraccionistas, como tampoco la nacionalización del Banco de Venezuela fue un globo de ensayo. Ahora vendrá “lo bueno” en el sector financiero.

Chávez se atornilla en el poder, se apropia indebidamente de la Fuerza Armada con el cargo comandante en jefe a semejanza de los dictadores africanos del pasado y del presente; avanza sin muchos obstáculos con su proyecto comunista porque hay mucha gente en la oposición dormida en los laureles y quiere, o le conviene creer, que estamos en democracia.

La clase política no se da cuenta de que Chávez acaba de dar un golpe de Estado con el visto bueno del Tribunal Supremo de Justicia y no le conviene que se alborote más el avispero.

La dirigencia está concentrada en las elecciones regionales y teme arriesgarlas; ni de broma se pasea por el escenario de que no se realicen.

Ojalá que una situación como esa nos los tome por sorpresa y comiencen a diseñar un plan B. Eso sí, que no se inspiren en la extinta Coordinadora Democrática de aquel frustrante referendo revocatorio presidencial del 15 de agosto de 2004, que no tuvo plan B y por eso sus voceros andan como almas en pena, pagando con una gran falta de credibilidad por los estropicios dejados en aquella fecha de ingrata recordación.

La intención de Chávez es chantajearnos con una reforma constitucional de facto, traducida en los decretos ley, aprobados subrepticiamente el último día de la Ley Habilitante, para que no reaccionemos por miedo a sus milicias armadas y entonces se las ingenie para no realizar los comicios del 23 de noviembre.

Que se atreva, saldrá más perjudicado porque, a medida que imponga su atrabiliaria voluntad, sumará mayores rechazos. Con postergarlos no ganará sino más hartazgo y perder mayor número de alcaldías y gobernaciones, a no ser que monte otra de sus trampas en el CNE y nos quedemos nuevamente de brazos cruzados sin reclamar celeridad y transparencia en los resultados.

Tenemos que darle un “parao” a la pretensión dictatorial de Chávez al tratar de imponer su socialismo trasnochado, al que le dijimos NO, el pasado 2 de diciembre. Si no se lo impedimos, tendremos que sufrir hasta lo indecible y aguantarnos la desgracia de tenerlo hasta el fin de sus días, como se lo permitieron los cubanos a Fidel Castro y en eso llevan 50 años que podrían ser más si su hermano Raúl continúa sin dar pasos hacia la democracia.

Tenemos que mirarnos en el espejo de esa larga tiranía. Castro y Chávez son dos modelos complementarios de dictaduras, uno es el padre y el otro se prepara para tomar el relevo. Es hora de que le respondamos en el terreno que más le teme: en la calle.

Tic tac

Las andanzas de Piedad. La historia de que la senadora colombiana Piedad Córdoba se hallaba perdida en el centro de Caracas y, por equivocación, llegó a la sede el CNE estuvo muy mal contada por la rectora Sandra Oblitas o fue que nos gastó una broma sin gracia alguna. El asunto tiene que ver con computadoras. De paso, la senadora llevó al organismo, en un lujoso maletín de Lois Vuitton, una laptop de su propiedad que contenía valiosa información.

Otra coincidencia más: el comunicado de las FARC contra la prensa colombiana, la cadena CNN y figuras del periodismo del vecino país esgrime los mismos argumentos utilizados por el presidente Hugo Chávez, el ministro Andrés Izarra y otros voceros del oficialismo cuando injurian a la gran prensa tanto nacional como internacional. ¿Será que desde las selvas colombianas les mandan el guión, o viceversa? Tic tac.

A la Calle
Marianella Salazar
El Nacional

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