sábado, 1 de noviembre de 2008

Resistir y oponerse (2 de 3)


La supuesta revolución bolivariana ocupó el espacio de la cuarta republica, quitó un gobierno anterior para entronizarse y, ahora, termina con los mismos y, a veces, peores vicios que los que pretendió eliminar.

La supuesta revolución bolivariana ocupó el espacio de la cuarta republica, quitó un gobierno anterior para entronizarse y, ahora, termina con los mismos y, a veces, peores vicios que los que pretendió eliminar. A la vista está. Creo no necesitar mayores argumentos. Pero esto tiene un agravante para el pueblo, para el ciudadano, la violencia revolucionaria, esa que además sale por la boca, para no decir la cloaca, de su mentor que parece un radio que no se apaga nunca (en el llano le decimos a alguien que habla mucho “radio prendío”), engendra violencia y, lógicamente, le resta partidarios a la revolución. Al gobierno que le toque sustituir a estos robolucionarios le será bastante difícil acabar en corto tiempo con esa violencia. Este método, vía revolucionara, termina siendo un crimen contra el pueblo, una insensatez, una locura, innecesario, irracional, ineficaz, inmoral, por decir lo menos. Los venezolanos tenemos que sobreponernos a esta catástrofe.

El método gradualista, un paso a paso, etc., es muy lento e ineficaz contra un régimen basado en la fuerza y la violencia y que tiene todo el poder y, en consecuencia, es muy difícil que se le pueda sorprender con actividades y movimientos que le hagan la contra y reúnan adeptos suficientes como para desplazarlos del poder rápidamente. Solo si consiguen adeptos dentro del régimen a sustituir y/o las FA dan un paso decisivo en ese sentido y/o FA externas intervienen y/o una rebelión masiva, popular. También hay casos en la historia. Este método tiene su repercusión en el pueblo, en el ciudadano, lo induce a no estar en la mala con el régimen porque sencillamente el cambio no es pronto y mientras tanto hay que vivir y, si es posible, sacarle algo al régimen, mejor, tal como hace fulanito y zutanito. Tal como lo hacen las instituciones que reciben ingresos del erario público y por ello es mejor pasar agachados. Estoy con la oposición pero no me puedo retratar porque dirijo y/o estoy en la junta directiva de tal institución y/o pertenezco a tal o cual asociación y/o tal academia y/o soy profesor en tal parte, etc. Actitud que alienta al régimen dictatorial violento porque no encuentra visible resistencia y tampoco nadie se le opone de frente porque esos indecisos le dan cierto respaldo moral, naturalmente, sin intención y contrastan con la cantidad y calidad de zánganos, ladrones, corruptos, etc., que integran el régimen. Y dentro de ese grupo de indecisos se cuelan los oportunistas que nunca faltan, los que le sacan provecho al momento, a la situación de la manera mas descarada, llegan hasta ser utilitos del régimen.

Pero siempre habrá pueblo y ciudadanos con virtudes a quienes el régimen por más esfuerzo que haga no podrá doblegar ni sobornar. La lucha contra el régimen se les hace muy difícil y lenta pero no la abandonan y cuentan con la posibilidad de la rebelión popular masiva. Al final, vencen. Los dictadores caen. Ahí la historia.

¿Si ambos métodos de lucha no son del todo eficaces contra un régimen despótico, dictatorial, cual es el conveniente? ¿La historia muestra que los regimenes despóticos y los gobernantes dictatoriales y criminales se han podido cambiar, erradicar? Si, eso es correcto. Hay que consultar a quienes lo lograron y lo han hecho desde que el mundo es mundo. Y se seguirá haciendo. Eso es lo que debe hacerse.

Y ¿qué es lo que debe hacerse? La simple, tranquila, tenaz realización de lo que usted considere necesario y bueno, con total independencia del gobierno y de si le gusta o no. En otras palabras: usted, ciudadano, usted pueblo, debe asumir con coraje y valentía y a costa de su vida y bienes y demás, la defensa de sus derechos, no como miembro del grupo tal y/o partido tal solamente, no como un diputado, concejal, alcalde, gobernador, funcionario de, no como un propietario, no como un comerciante, ni siquiera como miembro de la AN, sino la defensa de sus derechos como ser racional y hombre libre, como gente, como ser humano, y la defensa de ellos, no como los derechos de las juntas de condominios, de vecinos, locales o comisiones varias, se defienden, nada de concesiones y compromisos, por que es la única forma en que la moral y la dignidad humana se pueden defender.

Cuando usted defiende su casa y su familia de un ataque de asaltantes, como ocurre casi todos los días, en los barrios de las ciudades del país, en los negocios y pequeños comerciantes, en las fincas agrícolas y ganaderas, hasta en el transporte publico, usted se atrinchera en el lugar mas fuerte y menos vulnerable de la vivienda junto con sus seres queridos y aquellas cosas que representan para usted algún valor hasta el punto de dar la vida por ellas, ese lugar, ese sitio, es su baluarte, es su base firme. Desde ese punto no solo defenderá su vida, la de la familia y, posiblemente la de otros, eso es cuanto usted necesita: una firmeza, una decisión, una actitud, un coraje, una resolución.

La primera actitud, antes de razonar sobre la defensa de los demás, es la defensa de los derechos de uno como ser humano. Debemos tener presente que para salvar a otro debemos estar a salvo nosotros. Cuando levantamos a otro debemos estar firmes y apalancados para hacerlo, de lo contrario perdemos los dos.

Cuando una persona tiene algo valioso pero lo entrega a cambio de la libertad y de la democracia plural es cuando puede resistirse y oponerse, al mismo tiempo, a un régimen dictatorial, despótico y criminal y ponerle fin al mismo. Para tener poder para resistir, hay que estar en terreno firme. El régimen dictatorial dedica mucho trabajo para distinguir, para conocer, quienes pueden ser doblegados y quienes no y trata de comprarlos con dinero o con honores, distinciones, cargos pomposos. – Seguimos en el próximo.

“Todas las revoluciones modernas acabaron robusteciendo al Estado”.

Albert Camus

Por Nelson de Jesús Maica Carvajal
Diario de América
http://www.diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=4698

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