El presidente del gobierno de facto de Honduras, Roberto Micheletti, está dispuesto a conversar con el depuesto mandatario Manuel Zelaya para resolver la crisis que vive el país si éste reconoce la convocatoria de las elecciones para el 29 de noviembre.
''Estoy dispuesto a discutir cómo resolver la crisis política (...). Estoy listo para conversar con el señor Zelaya siempre y cuando reconozca explícitamente las elecciones (...) pautadas para el 29 de noviembre'', dijo el canciller del gobierno de facto, Carlos López, al dar lectura en televisión de un mensaje de Micheletti.
El ministro de Micheletti aclaró, no obstante, que "de ninguna manera se ha hablado en este mensaje del retorno del señor Zelaya a la presidencia de la República'', como exige el propio mandatario depuesto y la comunidad internacional.
La propuesta "no puede deshacer la orden de arresto de la Corte Suprema de Honduras en su contra ni los cargos que encara bajo nuestro sistema judicial independiente'', dijo.
''Mi oferta es alcanzar una solución política pero no puede resolver sus dificultades legales'', agregó López al leer en inglés el mensaje de Micheletti.
El regreso de Zelaya a la presidencia es el punto central del Acuerdo de San José, presentado por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, en el proceso de mediación que encabeza.
Ese punto fue rechazado por el gobierno de Micheletti, decisión que, según el propio Arias, hizo fracasar la mediación.
López indicó que el diálogo propuesto se debe desarrollar "en el marco de la Constitución hondureña'', y sugirió que incluso se puede poner en marcha la próxima semana, con el apoyo de una comisión de cancilleres de países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Indicó que el presidente de facto está dispuesto a hablar "con cualquier, en cualquier lugar y en cualquier hora'', y reconoció el trabajo de la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton; el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, y el canciller de Panamá, Juan Carlos Varela.
Por su parte, Zelaya pidió el martes a Estados Unidos "medidas efectivas'' para revertir en "un par de minutos'' el golpe de Estado que lo derrocó hace tres meses, en declaraciones desde su refugio en la embajada brasileña en Tegucigalpa a Radio Habana Cuba.
"Estamos esperando que los propios Estados Unidos tomen medidas en cuanto al comercio, porque depende Honduras de las principales actividades del comercio'' estadounidense "y esto revertería el golpe en menos de un par de minutos'', afirmó Zelaya en la llamada telefónica, transmitida en el programa de televisión Mesa Redonda.
Zelaya, quien volvió secretamente a Honduras el lunes, señaló que Estados Unidos tomó medidas contra los golpistas como la suspensión de visas y congelamiento de fondos, pero "todavía no se ha revertido el golpe''.
"La comunidad internacional todavía tiene que recrudecer más su lucha contra el golpe de Estado, igual que está haciendo el pueblo hondureño que está protestando, poniendo los muertos, la gente sacrificada en las calles'', añadió.
El portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly, dijo que personal diplomático estadounidense en Tegucigalpa busca dar ayuda a la embajada brasileña, sin agua ni electricidad y asediada por la policía.
Este martes, tropas hondureñas rodearon la embajada de Brasil tras reprimir a simpatizantes de Zelaya, quien anunció haber iniciado conversaciones con militares en pos de una salida a la crisis política desatada hace casi tres meses.
"Con algunos policías y militares hemos estado hablando ayer (lunes) para buscar una salida a la crisis'', dijo Zelaya a la AFP, mientras Honduras estaba bajo un clima de alta tensión, agudizado por el toque de queda impuesto por el régimen de facto y la incertidumbre sobre qué sucederá.
Por otro lado, el gobierno de facto de Honduras amplió hasta el miércoles a las 6 a.m. el toque de queda en el país, después de desalojar con gases y garrotes a cientos de partidarios del presidente derrocado Manuel Zelaya, quien permanece en la embajada de Brasil.
Un desafiante Zelaya expresó desde el recinto diplomático que para él el lema es "restitución o muerte, que es una frase alegórica que se usa desde la Revolución Francesa... estamos dispuestos a todo: al riesgo, al sacrificio''.
El gobierno brasileño expresó preocupación por el desalojo y afirmó que cualquier ataque a la sede diplomática será "intolerable''. La cancillería brasileña informó el restablecimiento de agua potable y energía eléctrica en el edificio, tras una interrupción de varias horas.
Zelaya llegó en secreto a la capital hondureña y desde ahí anunció el lunes la intención de dialogar con los golpistas instaurados en el poder.
El gobierno de facto dispersó el martes a los seguidores del líder derrocado y horas más tarde dispuso alargar el toque de queda vigente desde el lunes en la tarde.
El ministro de Información del gobierno de facto, René Zepeda, indicó que "la medida se adoptó por cuestiones de seguridad nacional''. El estado de sitio ha estado vigente por 38 horas consecutivas en Honduras.
El presidente de facto Roberto Micheletti aseguró en rueda de prensa que respetará la sede brasileña "si Brasil nos entrega a Zelaya o se lo lleva a a esa nación sudamericana''.
No quiso contestar qué haría si no ocurre ninguno de los dos escenarios y se limitó a decir: ‘‘reflexionamos intensamente sobre el tema''.
El canciller brasileño Celso Amorim afirmó en Nueva York que el gobierno de Micheletti envió la víspera a la embajada brasileña una nota "impertinente e inadecuada'' diciendo que cercará las instalaciones diplomáticas.
Amorim calificó de "inconveniente'' el toque de queda y criticó el cierre de aeropuertos. Se mostró confiado en que "no habrá un ataque a la embajada brasileña. Eso sería una prueba de brutalidad... no habrá tolerancia para esta situación, queremos una solución pacífica'', señaló.
Policías y soldados encapuchados mantienen un anillo de seguridad en un perímetro de cinco kilómetros alrededor de la embajada brasileña.
El portavoz de la Secretaría de Seguridad hondureña, comisario Orlin Cerrato, declaró que en el desalojo resultaron golpeados dos policías y fueron detenidas 174 personas, que fueron concentradas en un estadio. Al final de la tarde, solo seis quedaban detenidos y enfrentaban acusaciones por provocar disturbios callejeros.
Un médico entrevistado por la radio Globo informó que en el hospital público Escuela, el más grande de la ciudad, fueron atendidas 18 personas con golpes.
"Esto parece una zona de guerra'', aseguró Antonio López, vigilante de una residencia cercana a la embajada brasileña. Dijo que los policías desalojaron a los manifestantes con gases lacrimógenos y a palos.
El Nuevo Herald
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