lunes, 26 de noviembre de 2007

Brasil: la nueva potencia petrolera


No es extraño que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva haya proclamado que ''Dios es brasileño'' tras el descubrimiento de enormes reservas petroleras en su país a principios de este mes: el hallazgo convertirá a Brasil en un gran exportador de petróleo, y en un país cada vez más importante a nivel mundial.

Pero antes de analizar si el hallazgo también podría tener impactos negativos, y descarrilar la lenta pero continua marcha de Brasil hacia una economía exitosa, examinemos los hechos.

El 8 de noviembre, la empresa petrolera brasileña con mayoría accionaria estatal Petrobras confirmó el descubrimiento de enormes reservas petroleras que podrían llegar a los 8,000 millones de barriles de crudo ligero en la plataforma submarina de Tupi, frente a las costas del sureste de Brasil.

El hallazgo aumentará en un 50 por ciento las reservas petroleras de Brasil, y convertirá al país en la octava nación con mayores reservas de petróleo y gas del mundo. El presidente de Petrobas, Sergio Gabrielli, dijo que el tamaño de la reserva ``se ubica en algún lugar entre las de Nigeria y Venezuela''.

Brasil importaba el 85 por ciento del petróleo que consumía hasta finales de la década del setenta, pero desde entonces se ha convertido en un modelo mundial de autosuficiencia petrolera, al reemplazar gradualmente sus importaciones de petróleo con la producción de etanol. Los expertos vaticinan que Brasil se convertirá en un gran exportador de petróleo a partir del 2013, cuando comience la producción comercial del campo Tupi.

''Esto ha cambiado nuestra realidad'', señaló la jefa de gabinete de Lula, Dilma Rou-

sseff. ``Va a transformar la nación (y elevarla) a otro nivel, con capacidad de exportación como Venezuela, las naciones árabes, y otros''.

Poco después del descubrimiento, el gobierno de Lula anunció una aceleración de los planes para construir un submarino nuclear. El Ministro de Defensa Nelson Jobim dijo que Brasil necesita ahora más que nunca tal submarino, para proteger sus nuevos campos petroleros contra potenciales ataques terroristas.

Jobim ridiculizó la idea de que Brasil tratará de construir una bomba nuclear, señalando que dicha especulación es ''una tonteria'', señaló la agencia de noticias del gobierno brasileño.

Hay pocas dudas que, que sus nuevas reservas de petróleo, su capacidad nuclear, sus modernas industrias de aviación y agrícola, y su creciente poder de negociación a nivel mundial, Brasil -que ya representa más del 50 por ciento de la economía sudamericana - estará más cerca de integrarse al club de nuevas potencias económicas mundiales que lideran China e India.

Entre otras ventajas, Brasil dependerá mucho menos de proveedores de energía poco confiables como Bolivia, cuyo presidente Evo Morales recientemente creó una crisis en Brasil al nacionalizar las reservas de gas y elevar el precio de las exportaciones de gas boliviano.

¿Pero no hay un peligro de que el petróleo se le vaya a la cabeza a los dirigentes brasileños, como ha pasado en Venezuela, Ecuador y otros países petroleros? ¿Podrá Brasil digerir la avalancha de petrodólares sin aumentar la corrupción y alentar regímenes mesiánicos populistas?

La mayoría de los expertos confía en que eso no sucederá, entre otras cosas porque Petrobas se maneja prácticamente como una empresa privada, y porque la economía del país está mucho más diversificada que la de Venezuela, Ecuador, Bolivia y otros productores de petróleo.

Paulo Leme, Director de Investigación de Mercados Emergentes del Banco de Inversión Goldman Sachs, me señaló que casi la mitad de Petrobas es propiedad privada. ''Eso la hace muy diferente a Pemex de México, o Pdvesa de Venezuela'', que son monopolios gubernamentales mucho más vulnerables a las presiones políticas, señaló.

Paulo Sotero, director del Instituto de Estudios de Brasil del Centro Woodrow Wilson en Washington, D.C. me recordó que, a diferencia de Venezuela, ``Brasil no va a ser un país monoproductor: es un país que produce aviones Embraer, productos agrícolas, minería, y muchas otras cosas''.

Mi opinión: estoy de acuerdo. Pero uno no puede sino preguntarse si Brasil, que tiene una de la mayores brechas de ingresos entre ricos y pobres de todo el mundo, será capaz de resistir la tentación populista una vez que los petrodólares comiencen a llover.

Quizás pronto tengamos una indicación al respecto: Si Lula, quien recientemente anunció que no buscará un tercer mandato, ahora decide cambiar la ley y presentarse otra vez, como algunos analistas políticos sospechan, podría ser la primera señal de que el país no será inmune al petropopulismo. Brasil tiene todo para convertirse en una nueva potencia emergente mundial, pero solo si mantiene la cabeza fría.

Andrés Oppenheimer

http://www.elnuevoherald.com/172/story/121280.html

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