¿Victoria Corrupta?

Los padres de Hugo Chávez y de otros corruptos del estado Barinas.



Durante la rueda de prensa del Presidente con los corresponsales extranjeros que trabajan en el país o que vinieron con motivo de las elecciones, quedó de relieve la inestabilidad emocional del jefe del Estado, su incapacidad manifiesta para enfrentarse a la realidad de los hechos y su permanente manía de remitirse a la historia, como si ella fuera capaz de transformar sus derrotas en victorias.

En verdad no hay tal, por mucho que hable y aturda a la gente (que ya no lo escucha sino que apenas lo oye) ni tampoco porque se saque de la manga de la chaqueta militar un par de ases que, a estas alturas, ningún jugador de póquer le acepta, tan desprestigiado está.

Así como a José Vicente nadie le compraría un carro usado, a Chávez ya la gente no le cree ni el padrenuestro. No sólo ha perdido credibilidad, sino que cada día aumenta el rechazo a sus fastidiosas peroratas radiales y televisivas, porque son lo más parecido a un vendedor de feria que no encuentra la manera de mercadear sus productos defectuosos.

Habla para marear a sus oyentes pero no convence, y cuando dice que ganó las elecciones lo que se produce son risitas, burlas y chascarrillos. A medida que pasa el tiempo, va quedando como el objeto principal para el único y verdadero deporte nacional: la mamadera de gallo. De aquel militar que entusiasmó a la gente con un "por ahora", sólo queda una suerte de loro amaestrado que le da la patica a Fidel y a continuación dice: ¡Patria, socialismo o muerte! Y sin embargo, a pesar de las risas y risitas, el Presidente se empeña no sólo en hacerle un boicot a la prensa venezolana, sino en humillarnos como al país, al hablarle a los corresponsales internacionales como si ellos fueran idiotas.

Los periodistas extranjeros que vienen aquí no lo hacen porque odian al chavismo, o porque detestan a la oposición. Vienen a hacer su trabajo y, en todas partes, eso se les reconoce. Que cometan errores menores no sólo es lógico sino natural, porque desembarcan en un escenario convulsionado y difícil de interpretar y entender.

En su encuentro con los corresponsales, Chávez advirtió que "había estado viendo televisión, haciendo análisis, leyendo titulares (se ve que le gustan los gerundios) de los periódicos de oposición, cadenas de radio cantando victoria: Perdió Chávez. Bueno, bájense de esa nube, esta es una gran victoria revolucionaria.

¿Quién ganó las elecciones? ¿el Gobierno o la oposición? ¿Las fuerzas revolucionarias o las fuerzas contrarrevolucionarias?" Habría que preguntarse, en este contexto, si también ganó la corrupción en Pdvsa, los maletines de Ramírez repletos de dólares enviados a Argentina, los guisos en los bancos del Estado, la corrupción en Petare, la mafia presidencial en Barinas, el acoso contra los trabajadores de Sidor en Bolívar, los negocios de Diosdado, el fracaso de Jesse Chacón en la lucha contra la inseguridad. En verdad, creemos que, justamente, ganó la dignidad ante tanto ladrón rojo rojito.

El Nacional
Editorial