Padre Acacio Belandria, sacerdote jesuita, párroco de El Nula, poblado a unas 30 millas de la frontera de Venezuela con Colombia.
En esta remota localidad del suroeste de Venezuela, a escasos 30 kilómetros de la frontera con el Arauca colombiano, el ambiente de relativa seguridad no se debe a la visible presencia militar del gobierno venezolano, sino a las fuerzas que controlan de facto esta población de unos 10,000 habitantes: los guerrilleros colombianos que operan a sus anchas en la zona.
Infiltrados en casi todos los aspectos de la vida del poblado fronterizo, soldados y comandantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) ejercen activamente funciones de gobierno como administradores de justicia, supervisores de obras públicas y asesores de los consejos comunales creados por el gobierno de Hugo Chávez.
A pesar de que el ejército venezolano controla el acceso al pueblo mediante múltiples alcabalas y puestos de revisión, los grupos guerrilleros actúan abiertamente, exigiendo "colaboraciones'' regulares a los agricultores y ganaderos, y dirigiendo escuadrones de sicarios que castigan a irredentos o enemigos.
Aunque la presencia de grupos guerrilleros en esta y otras zonas fronterizas de Venezuela se remonta a principios del 2000, el creciente protagonismo que ejercen en el caso de El Nula no tiene precedentes y no hay indicios de que vaya a disminuir en el futuro cercano, dijeron expertos y algunos de los residentes afectados, durante un recorrido realizado por El Nuevo Herald por esta área del estado Apure.
"La presencia de los grupos guerrilleros en El Nula es una presencia activa, amenazante, interventora, violadora de la soberanía nacional, tanto por parte de las FARC como del ELN'', dijo el padre Acacio Belandria, un sacerdote jesuita que ha sido párroco de El Nula durante ocho años y que ha denunciado en numerosas ocasiones el activismo guerrillero en el poblado.
Según testimonios y denuncias recabadas, la guerrilla actúa como una eficaz instancia de justicia, resolviendo disputas familiares, decidiendo la separación de bienes en casos de divorcios, o dando la palabra final en querellas legales de mayor envergadura como el robo de ganado o el establecimiento de linderos de haciendas y fincas.
"Nos dicen que vayamos a la Defensoría del Pueblo o a los tribunales, pero ¿para qué? si se tardan meses en dar una decisión. En cambio con la guerrilla resolvemos el problema en 24 horas'', dijo una vecina de El Nula, que recientemente acudió a uno de los frentes del ELN para resolver un problema de separación de bienes, y que habló con El Nuevo Herald a condición de permanecer anónima.
"La guerrilla ofrece soluciones salomónicas que la gente termina aceptando, porque no hay una presencia eficaz del estado venezolano'', dijo el padre Belandria.
Los irregulares colombianos también intervienen a discreción en las escuelas públicas locales, organizan reuniones regulares con directores y profesores en sus improvisados campamentos, y obligan a contratistas que construyen obras públicas con fondos del gobierno local, a pagar una comisión que va del 15 al 30 por ciento del total del valor de la obra, además de obligarles a contratar a guerrilleros como obreros.
"Tienen inteligencia dentro del gobierno, tienen gente infiltrada. Ellos conocen todo. Ellos saben quiénes obtienen los contratos, las cantidades de dinero y el desarrollo de las obras'', indicó el padre Belandria.
En un contrato para construir una edificación de uso comunitario, a un costo de unos $9 millones al cambio oficial, la guerrilla exigió el pago del 15 por ciento de comisión, equivalente a unos $1.35 millones. La obra no podía iniciarse hasta que se garantizara el pago a la guerrilla, dijo una fuente familiarizada con el contrato.
Hasta ahora el gobierno del presidente Chávez ha desmentido la presencia de la guerrilla colombiana en territorio de Venezuela, y ha negado la versión de que el ejército venezolano no está combatiendo efectivamente a los grupos subversivos.
En febrero de este año, Chávez exigió públicamente a la guerrilla colombiana "que no haga ni una operación más en nuestro territorio y mucho menos acciones armadas, porque estaremos obligados a responder como tenemos que hacerlo. Es una obligación de los militares venezolanos'', durante un acto de transmisión de mando militar en el Teatro de Operaciones 1, con sede en Guasdualito, a unas dos horas de El Nula.
Cuatro meses después, el 9 de junio, Chávez lanzó un polémico llamado a la desmovilización de las FARC, afirmando que "a estas alturas, en América Latina está fuera de orden un movimiento guerrillero'', y que "la guerrilla pasó a la historia''.
También en junio, el entonces canciller Alí Rodríguez Araque, quien fuera guerrillero en la década de 1960, negó que Venezuela sirviera de "santuario de protección de quienes están envueltos en el conflicto armado dentro de Colombia''.
"Los soldados venezolanos han sufrido como consecuencia de rechazar el trasvase de hombres, armas o unidades ilegales del lado colombiano hacia Venezuela y eso es más que demostración de que, como lo hemos sostenido insistentemente por boca del presidente Hugo Chávez, rechazamos la presencia de cualquier fuerza armada no autorizada dentro de nuestro territorio y, en ejercicio de nuestra soberanía, aplicamos todos los medios a fin de rechazarla'', argumentó Rodríguez Araque.
Pero a pesar de las afirmaciones oficiales, tanto las operaciones de la guerrilla en territorio venezolano como la aparente permisividad del gobierno chavista han quedado reflejadas en varios correos electrónicos almacenados en la computadora que pertenecía al extinto comandante de las FARC, "Raúl Reyes'', así como en reportes de la inteligencia venezolana.
En un mensaje fechado el 27 de marzo de 2005, el comandante "Iván Márquez'' le informó a Reyes sobre un encuentro con enviados del ministro del Interior y Justicia de Venezuela, Jesse Chacón, ‘‘con conocimiento del presidente'', que vienen a "plantear la voluntad expresa del presidente de recomponer las cosas'', luego del ataque de las FARC en un sector de Apure, "donde cayó una ingeniera de PDVSA con la que tenía una relación personal''.
En el mismo correo se afirmó además que Chávez "ha ordenado a la Fuerza Armada Nacional (FAN) evitar enfrentamientos'' con las FARC.
En otro correo dos años más tarde, el 3 de mayo de 2007, Reyes advierte a sus compañeros ‘‘Timochenko'' e "Iván Márquez'', que controlan las columnas de las FARC en el estado Apure, sobre la posibilidad de futuros ataques a unidades guerrilleras en el área.
Según un informe de la policía política venezolana DISIP, conocido por El Nuevo Herald, la presencia de las FARC en el Alto Apure está bajo el mando del frente décimo "Guadalupe Salcedo'', comandado por Juan Vicente Carvajal y en el que también opera el ex jefe de finanzas de las FARC, Misael Rodríguez, encargado de coordinar secuestros y extorsiones.
Según el documento, en la misma región opera el llamado frente 45 "Atanasio Girardot'', cuyo mando principal es Euclides Rubio Carrillo, alias El Mono, que visita con frecuencia "las poblaciones de El Nula, La Victoria y Parroquia San Camilo''.
"De acuerdo con los datos, coordina secuestros y actividades sicariales, y señala las rutas del narcotráfico'', precisó el reporte.
También se mencionan dos columnas móviles, "Urías Cuellar'' y "Julio Mario Taveras'', que ‘‘utilizan el sector de Los Bancos, municipio Páez en el estado Apure, como zona de alivio'', y tienen como misión "la protección de los sembradíos de coca y de los laboratorios para el procesamiento del alcaloide ubicados en los referidos departamentos (colombianos) y en territorio venezolano''.
El incremento de las operaciones guerrilleras en El Nula se expica porque "ha habido una ausencia institucional muy grande que termina comprometiendo nuestra soberanía'', dijo Matías Calderón, un ingeniero agrónomo que enseña en la Escuela Técnica Agropecuaria Fe y Alegría de El Nula, y que tiene 14 años radicado en la zona.
"Y un poco por esa ausencia de Estado, la gente termina viendo a la guerrilla como una alternativa y una opción, y la aceptan'', agregó.
Calderón explicó que la guerrilla ha promovido un proceso de penetración institucional que llega hastas las escuelas y los consejos comunales.
"Ellos marcan pautas de convivencia, de sociabilidad, de política, en todos los ámbitos. Establecen una ley que hace que la comunidad, por temor, diga que esa ley hay que respetarla'', dijo el docente.
En un caso reciente conocido por El Nuevo Herald de uno de sus protagonistas, el productor agrícola don Angel P. pidió la intervención de guerrilleros del ELN para resolver una disputa de linderos que mantenía con su vecino, don Eugenio H.
"Estaba cansado de reclamar que me estaban corriendo la cerca y quitando terreno, así que busqué como árbitro a la guerrilla. Ellos vinieron, nos llamaron a los dos, y en cosa de 10, 15 minutos, resolvieron el problema''.
Según don Angel, los guerrilleros le ordenaron a don Eugenio retirar la cerca respetando el lindero establecido.
"Y para nosotros eso fue santa ley'', dijo don Angel.
En caso de que una de las partes irrespete la decisión, la guerrilla "les da dos advertencias'', detalló el profesor Calderón. "A la tercera viene el castigo sin compasión, que depende del tipo de falta''.
Dorialbys de la Rosa, una abogada que trabaja para el Servicio Jesuita de Refugiados, indicó que "la presencia de la guerrilla genera mucho temor entre los pobladores, y sobre todo los desplazados que vienen desde el territorio colombiano huyendo de las amenazas de los grupos subversivos''.
Para justificar su presencia, la guerrilla conduce operaciones de "limpieza social'' para garantizar la seguridad combatiendo a la delincuencia local.
"Ladrones y violadores aparecen muertos. Aquí hay mucha seguridad, no hay atracos, no roban carros'', asegura el padre Belandria. "Ese es como el pago de ellos. Y la gente lo reconoce''.
El Nuevo Herald
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