Federico Jiménez Losantos, periodista y filólogo español que conduce el muy escuchado programa radial “La mañana de COPE” insiste en llamar “gorila” al Presidente Hugo Chávez, y hoy lo hace desde su espacio en el diario El Mundo de Madrid. Esta vez, Jiménez Losantos se acuerda de Chávez para compararle nada menos que con Adolf Hitler.
Goriladas
FEDERICO JIMENEZ LOSANTOS
En 1992, tal vez para celebrar esos 500 años de silencio de los que habla -y de los que, sin duda, quiere resarcirse, porque no se calla ni debajo del agua-, Hugo Chávez dio un golpe de Estado contra el Gobierno de Carlos Andrés Pérez y el régimen democrático venezolano, golpe fracasado y sangriento que sembró de cadáveres aquella desventurada república.
Entonces no presumía de ser «electo», sino de ser gorila, es decir, golpista, que es como siempre se ha llamado en Iberoamérica a los milicos partidarios de liquidar a tiros las instituciones representativas, la división de poderes y todas esas zarandajas que se interponen en la relación directa entre el pueblo y su caudillo.
Diez años después, el gorila, o sea, el golpista Chávez, había seguido el mismo camino de Hitler, que, tras fracasar el Putsch de Múnich, emprendió una astuta e implacable carrera de parlamentario antisistema hasta que ganó las elecciones por poco, amplió sus poderes por mucho, casi hasta el infinito, con la complicidad de Hindenburg o el Zentrum, y, finalmente, se hizo un régimen a su medida, sin más partidos que el suyo ni más liderazgo que el suyo, ni otro poder que el suyo.
Más semejanzas: a los dos les dieron un golpe militar, aunque menos cruento que el suyo. La diferencia de Chávez con Hitler es que a éste le dieron el golpe sus generales tarde y mal, cuando Alemania estaba perdiendo la guerra y a punto de ser destruida, mientras que al venegorila se lo dieron al principio, cuando aún podía evitarse la consolidación de la dictadura, pero lo hicieron tan mal que muchos creen que fue un autogolpe. Yo siempre he creído que fue la típica chapuza caribeña, pero si el gorila le echa la culpa a Aznar -lo mismo que hizo en TVE Moratinos, ese sórdido incompetente- y ahora al Rey, tal vez empiece a reconsiderarlo.
Muchos alemanes tuvieron la culpa de lo de Hitler; también muchos venezolanos y no pocos españoles han colaborado en la gorilesca epopeya de Chávez. Un ejemplo: en Aló Presidente hace dos años justos, en noviembre de 2005, el golpista perpetuo endilgaba estas alabanzas a los que ahora patea, porque entonces, ah, le vendían armas con tecnología estadounidense: «Yo quiero hacer un reconocimiento al Rey, Don Juan Carlos de Borbón, jefe del Estado español y comandante en jefe de las fuerzas armadas de España (…), al presidente del Gobierno español, el buen amigo, igual, José Luis Rodríguez Zapatero, al ministro de Defensa, José ‘Pepe’ Bono, y, bueno, a toda España, por resistir el atropello, los intentos de atropello y la falta de respeto del Gobierno imperialista de Estados Unidos».
Entonces, cuando Chávez llamaba a Bush «serpiente» y «fascista», Bono y ZP reían las goriladas. ¿Y ahora? ¡Pero qué calladísimo está Bono!
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