No me extraña que la oposición venezolana se haya manifestado ya desde hace varios días con pancartas que rezan un “¿Por qué no te callas?” con dos narices. A los dictadores, ni agua, y menos cuando salen de su país y creen que todo el mundo es su hacienda.
Aunque estoy en USA me entero de todo, porque en Nueva York acaban de anunciar el estreno mundial de la obra de Los Tres Seudoamericanos, titulada “¿Por qué no te callas?”. Puro Reyggeton, protagonizado por Hugo Chávez, Montserrat Callaté (Daniel Hortera) y María Te Callas (Carlos Raje), que irá seguido de la interpretación de los clásicos “¿Por qué no te Castro, Fidel?” y “¿Por qué no te vuelves al Medio Evo, Morales?”. Todo un lujo para el Madison Square Garden, que desde que actuaron allí Losco-Jon-U2 y otros tríos memorables como Los Revientakumbres, no había tenido unas veladas con tanta alcurnia. Lo de menos es si la Cumbre tuvo conclusiones, si hay o no “cohesión social” en los países latinos. Lo de más es que, por fin, un tipo con pelo en pecho le ha dicho claramente, y en su idioma, al gorila venezolano lo que tiene que hacer. Y no me vayan a tildar de monárquico imperialista: me encantaría que hubiera en alguna ocasión una sana República en España, y no las dos chapuzas anteriores, que amasaron los peores efluvios del cuento de las Dos Españas. Ahora bien, chapeau por Juan Carlos. No me extraña que la oposición venezolana se haya manifestado ya desde hace varios días con pancartas que rezan un “¿Por qué no te callas?” con dos narices. A los dictadores, ni agua, y menos cuando salen de su país y creen que todo el mundo es su hacienda.
¿Han visto ustedes alguna vez al Rey de España alterado? Ni con el 23-F. ¿Recuerdan aquella frase de “Tranquil, Jordi, tranquil”, que le dijo a Jordi Pujol, poco después de que Tejero asaltara el Congreso? Ése es Juan Carlos, el rey de la eterna sonrisa, que le da sopas con ondas a las aburridas e impresentables casas reales europeas en vías de extinción. No quiero imaginarme la sarta de estupideces que habrá llegado a decir Chávez para que His Majesty se haya puesto bravo.
Pero todavía es más sorprendente la reacción de Zapatero. ¿No les viene a la cabeza aquel anuncio de cola que consiguió unir una lata de Coca-Cola y una de Pepsi-Cola? Pues algo parecido ha provocado el exabrupto del tirano sin banderas: es la primera vez que oigo al líder socialista defender en público al exlíder del PP. Verlo para creerlo: Zapatero en su sitio, aguantando como un machote, y el rey sacándonos a todos las esencias patrias, dormidas desde la época del Cid Cabreador. Y digo yo, ¿para qué queremos tantos humoristas de calidad, finos, en la Península, si las cumbres borrascosas son mucho más divertidas? Sólo falta, para que el espectáculo sea completo, que Larry King o Bayly hagan sus comentarios ad hoc. Pan y circo.
Por Angel Esteban
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