sábado, 18 de abril de 2009

A mis compañeros de armas


Hugo Chávez sorprendió ingratamente a la opinión pública venezolana al declarar, en presencia del presidente de Colombia, que el fuerte rumor que ha circulado, desde hace algunos días, sobre la existencia de un posible acuerdo con Colombia para delimitar las áreas marinas y submarinas en el Golfo de Venezuela "se debía exclusivamente al gozo periodístico de algunos medios de comunicación con el fin de tratar de echarle basura a la visita del presidente Uribe". Una gran mentira. El memorando del doctor Francisco Nieves Croes, dirigido a los otros miembros de la comisión negociadora venezolana, ha dejado claro que ciertamente los doctores Pabel Rondón y Pedro Gómez Borrero, presidentes de las comisiones negociadoras de Venezuela y Colombia, tienen listo un acuerdo de delimitación logrado a espaldas de los propios negociadores y de la opinión pública venezolana. Esta mentira fue acompañada de un conjunto de apreciaciones de los presidentes Uribe y Chávez, que muestran claramente por dónde van los tiros. No se requiere ser un experto diplomático para leer entre líneas el verdadero significado de lo que quisieron decir. Veamos.

Afirmar, como lo hizo Hugo Chávez, que desde "su época de militar activo tiene un criterio sobre este tema alejado de posiciones extremistas; que una guerra entre nosotros sería lo último que podría ocurrir; y que la delimitación en el Golfo de Venezuela hay que solucionarla, en su momento, como tiene que solucionarse un problema entre hermanos", sólo busca atraerse la simpatía del pueblo colombiano. Álvaro Uribe, hábil e inteligente como siempre, indicó "no me queda mucho que agregar a lo dicho por Hugo Chávez. Desearía que eso se resolviera cuanto antes porque las futuras generaciones no entenderían la demora en buscar una solución porque vienen desprendidas de los elementos de egoísmos que evitan que estos problemas se resuelvan". Más claro no canta un gallo. El acuerdo de delimitación se encuentra, sin lugar a dudas, muy avanzado, para no decir que está listo para ser firmado. Los venezolanos deben recordar la posición histórica de nuestro país en esa delimitación y comprender claramente los intereses políticos de Hugo Chávez, para poder tener una explicación a su débil posición en defensa de nuestra soberanía.

Venezuela siempre ha mantenido, desde 1962, fecha en que se comenzó a negociar la delimitación de las áreas marinas y submarinas en el Golfo de Venezuela, que esas áreas son vitales para nuestro país por ser la principal vía de exportación de nuestro petróleo; que las negociaciones deben hacerse de manera bilateral, sin la intervención de terceros; que cualquier línea de delimitación debe respetar la prolongación de la frontera terrestre y terminar en Punta Macolla en la Península de Paria; que las aguas al sur del paralelo de Castilletes se consideran como aguas interiores de nuestro país; que Venezuela ejerce plena soberanía sobre los islotes de los Monjes, los cuales generan mar territorial y plataforma continental. En el Acta de San Pedro Alejandrino, en 1990, se establecieron dos principios fundamentales para regir las futuras negociaciones: la bilateralidad y la globalidad. El primer principio confirma el concepto que dichas áreas son vitales para Venezuela y limita la negociación de manera exclusiva a los dos países. La globalidad obliga a realizar una negociación integral de los diez temas seleccionados como problemas existentes entre Colombia y Venezuela e impide una solución particular de alguno de ellos.

El proyecto de acuerdo, conocido subrepticiamente por la opinión pública, viola el principio de la globalidad, al encontrarle exclusiva solución a la delimitación de las áreas marinas y submarinas en el Golfo de Venezuela; no establece la prolongación de la frontera terrestre como línea divisoria, al terminar dicha línea divisoria en Punta Cocuy en la Península de Paria; y cede espacios marinos de Venezuela, actualmente patrullados por nuestra marina de guerra. Es imposible entender que se hayan aceptado esas condiciones sin que exista algún interés particular de parte de Hugo Chávez. Estoy convencido, como ya sucedió en la negociación con Guyana, que su ambición de controlar Colombia para expandir su proyecto revolucionario, conduce a su gobierno a ceder, de la manera en que lo está haciendo, en la defensa de los intereses vitales de nuestro país. Las Fuerzas Armadas de la era democrática jugaron un papel fundamental al impedir la firma de la Hipótesis de Caraballeda y defender con eficiencia nuestra soberanía durante la crisis de la corbeta Caldas. Ahora le corresponde hacer oír su voz a las nuevas generaciones militares. De no hacerlo, serían recordados en nuestra historia como traidores a la Patria y responsables de una nueva pérdida territorial de Venezuela.

Fernando Ochoa Antich
El Universal

1 comentario:

Felipe Torrealba dijo...

"Ni un milimetro más de territorio Venezolano a Colombia, todo el Golfo es de Venezuela". Las conversaciones con Colombia sobre delimitaciones freonterizas deben incluir la revisión de todos los tratados anteriores, porque hoy día se sabe que los mismos estuvieron viciados de núlidad, porque los mismos se produjeron por Jueces que obedecían más a los intereses de las potencias Coloniales que la Justicia.

Felipe Torrealba