El teniente coronel que desgobierna estos días Venezuela está tan desesperado por su creciente impopularidad que inventa invasiones, magnicidios y la propaganda oficial busca exacerbar el nacionalismo llamando, por consejo suyo, a prepararse para la guerra.
--¿Será que comenzó la guerra? --me pregunta socarronamente una vecina al escuchar el último domingo el tronar de las motocicletas y los aullidos de las sirenas por la populosa barriada de Los Ruices. Falsa alarma. Se trataba del acompañamiento oficial de un pacífico maratón dominical.
La vecina estaba madrugando para hacer cola porque se informó que en el mercado próximo habría leche en polvo de industria argentina. Cuando regresé al mediodía volví a encontrarla. Estaba feliz, había conseguido una lata de kilo y medio. Su mano derecha tenía un sello que le impedía hacer cola por segunda vez. Como en las votaciones, pues. Increíble tribulación en un país petrolero que recibe 66 millones de dólares diarios.
A la misma hora, Hugo Chávez anunciaba ufano en su programa Aló Presidente, esta vez en cadena nacional, que su gobierno había adquirido 100,000 toneladas de leche en polvo procedente de Bielorrusia para acabar con la escasez.
La misma promesa hizo cuando hace seis meses decidió importaciones masivas de leche desde Argentina. Ya nadie le cree. Su discurso suena a una tonada que por lo repetitiva se ha vuelto cansona.
La culpa de la escasez, no sólo de leche, sino de azúcar, café, carne, pollo, huevos, papel higiénico, etc. ha hecho ya que Venezuela viva una economía de guerra, sin estar en ella. Chávez la atribuye al acaparamiento por parte de los oligarcas venezolanos. Se olvida que destruyó el aparato productivo de Venezuela en su ''guerra'' contra los ricos, a los que expropió, les aumentó los impuestos, les fijó control de precios, decretó la inamovilidad laboral y les reguló la entrega de divisas para la importación de insumos.
Sin rubor culpa de la escasez al ''imperialismo norteamericano y sus agentes internos''. Jura por su madre que la escasez de leche es mundial y cuando se le acaban los argumentos absurdos sostiene que todo tiene que ver con que ahora los venezolanos tienen una mejor capacidad adquisitiva.
Los que no compran sus argumentos son tildados de ''traidores a la patria, agentes de la CIA, lacayos del imperialismo''. Como esto tampoco le funciona, se deshace en insultos contra el presidente colombiano Alvaro Uribe y le acusa de estar gestando una invasión a Venezuela por encargo de ``míster (George W.) Bush''.
Los que tienen que hacer cola de cinco o seis horas para comprar un pote de leche en polvo para alimentar a sus hijos no muestran el entusiasmo de antaño por el militar, de manera que éste inventa casi a diario alguna marramucia para desviar la atención.
Dado que la ''invasión del imperio'' no parece estar a la vista, Chávez ha nombrado una comisión de 10 ministros y altos jefes de inteligencia para que investiguen si el libertador Simón Bolívar no murió hace casi dos siglos por efecto de la tuberculosis, sino envenenado por la ''oligarquía colombiana''. Y eso que su gobierno no ha resuelto aún el asesinato del fiscal Danilo Anderson, ocurrido hace apenas cuatro años.
El artífice del ''socialismo del siglo XXI'' ya no engaña. La gente desesperada por comprar artículos de primera necesidad no se traga tan fácilmente sus necedades. Y es que, como decía Carlos Marx: ``No es la manera de pensar la que determina la manera de vivir, sino la manera de vivir es la que determina la manera de pensar''.
Los venezolanos cuentan diez, nueve, ocho...
Hernán Maldonado
http://www.elnuevoherald.com/392/story/163831.html
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