Hace sólo seis meses Eduardo Manuitt era gobernador del estado de Guárico, en los llanos de Venezuela. Ahora está escondido porque un tribunal ordenó su arresto bajo cargos de corrupción.
Su caso recuerda el de Manuel Rosales, opositor del gobierno y alcalde de Maracaibo, la segunda ciudad del país, que el mes pasado solicitó asilo en Perú alegando persecución política. Sin embargo, a diferencia de Rosales, Manuitt era un destacado partidario de la revolución izquierdista encabezada por el presidente Hugo Chávez.
Al igual que Saturno, el dios romano, la revolución ha empezado a devorar a sus propios hijos.
En los últimos meses, varios antiguos aliados de Chávez han sido acusados por un sistema judicial que, según sus críticos, está completamente controlado por el ejecutivo. Se dice que su delito es no haber mostrado lealtad incondicional al que le gusta ser conocido como el ‘‘comandante-presidente''.
Acusaciones documentadas de corrupción contra miembros del círculo íntimo de Chávez --entre ellos el poderoso ministro de Obras Públicas, Diosdado Cabello, y miembros de la propia familia del Presidente-- han sido descartadas sin ninguna investigación.
"No sólo se trata de miembros de la oposición o disidentes'', dijo el abogado de derechos humanos Gonzalo Himiob. "Nadie que se interponga en el camino del gobierno puede esperar un juicio justo''.
Además de Manuitt, entre las figuras destacadas del gobierno acusadas de corrupción están Juan Barreto, antiguo alcalde de Caracas, los antiguos gobernadores de Yaracuy, Carabobo y Delta Amacuro. Todos afirman que son inocentes, pero aunque varios atribuyen las acusaciones a la venganza política, ninguno ha acusado directamente a Chávez.
"Si el caso no se politiza'', dijo Barreto tras su encausamiento el 6 de mayo, "entonces voy a salir bien''. El ex alcalde está acusado de estafa en relación con la compra de globos de vigilancia destinados a mejorar la seguridad pública y el control del tráfico en Caracas. Los globos fueron un fracaso y nunca volaron.
Sin embargo, Manuitt y su familia no han escatimado palabras. La hija y heredera política del ex gobernador, Lenny Manuitt, declaró a la prensa que su padre era "perseguido políticamente'' y que su orden de arresto se "cocinó desde arriba'', en una obvia referencia al gobierno.
Chávez expulsó a Eduardo Manuitt del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por negarse a aceptar al candidato del Presidente para sustituirlo como gobernador. Lenny Manuitt se postuló contra el candidato de Chávez en las elecciones regionales de noviembre pasado y perdió. Los Manuitt han acusado de fraude al PSUV.
Un mes después la fiscalía nacional abrió una investigación sobre la participación de Manuitt en la compra de climatizadores en 1999 para dos hospitales en Guárico. Simultáneamente, el supuestamente independiente auditor nacional le prohibió al ex gobernador ocupar cargo público alguno durante 15 años.
"¿Por qué esta batalla contra la corrupción no empezó hace 10 años [cuando Chávez llegó al poder]?", preguntó el periodista Vladimir Villegas, que fue embajador de Chávez en México pero que se ha vuelto un crítico del gobierno. "¿Por qué sólo empieza cuando hay una disputa política?"
Villegas dijo que varias de las acusaciones recientes de corrupción parecen estar fundadas pero que sobre otras pende "la sombra de la duda''. Añadió que como no se ha tocado a ninguna figura poderosa cercana a Chávez "queda por demostrar la independencia de la judicatura''.
"Antes de Chávez los tribunales estaban prejuiciados, fundamentalmente contra los pobre'', dijo Himiob. "Pero en estos días está muy claro que es el Presidente el que dirige el sistema de justicia penal''.
El general Alberto Mueller Rojas, ex vicepresidente del PSUV, insiste en que el partido investiga todas las alegaciones de corrupción pero rechaza la idea de que pueda haber un sistema de justicia imparcial.
"Todos los seres humanos tratan de beneficiarse ellos mismos o a su grupo'', dijo el general, que ahora dirige la comisión ideológica del PSUV. "Nadie con capacidad de pensar actúa inocentemente''.
Cuando le preguntaron si existía alguna posibilidad de que un juez fuera neutro, respondió: ‘‘Ninguna''. El asunto, dijo, es "buscar la mayor legitimidad posible, que sólo se obtiene cuando la gente percibe que las decisiones son justas''.
Sin embargo, si la percepción es la medida, entonces el gobierno no sale bien parado.
Oscar Schmel, presidente de la organización encuestadora Hinterlaces, dijo que 52 por ciento de sus encuestados opina que ahora hay más corrupción que cuando Chávez llegó al poder.
En el 2008 la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch, con sede en Nueva York, publicó un informe que acusó a Chávez de haber "neutralizado efectivamente al poder judicial como rama independiente del gobierno'' y de "numerosos actos de discriminación contra críticos y opositores políticos''.
Los autores del reporte fueron expulsados de Venezuela, acusados de librar una campaña política contra el gobierno de Chávez.
El Nuevo Herald
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