domingo, 24 de mayo de 2009

Dignidad universitaria

La actitud valiente y decidida de la doctora Cecilia García Arocha, rectora de la Universidad Central de Venezuela, en su frustrado intento de diálogo con el profesor Luis Acuña, ministro para la Educación Superior, se resume en una frase: dignidad universitaria. Así ha sido siempre. En los momentos más trascendentes de nuestra historia, los profesores y estudiantes universitarios han dado permanente ejemplo de rebeldía y de valor ciudadano. Además, su liderazgo sobre la sociedad venezolana ha sido una constante realidad. Un buen ejemplo de esta gran verdad fue la multitudinaria manifestación de estudiantes que, el 14 de febrero de 1936, se dirigió a Miraflores, encabezada por el sabio Francisco Rísquez, rector de la Universidad Central de Venezuela, a protestar en contra de las medidas tomadas por el gobierno del general Eleazar López Contreras para limitar la libertad de expresión. Lo sorprendente fue el comportamiento de ese militar. No sólo los recibió con caballerosidad y respeto, sino que escuchó sus planteamientos, rectificó las medidas gubernamentales y dio inicio a una profunda transformación política. Muy diferente ha sido la actuación del profesor Luis Acuña y del gobierno de Hugo Chávez. Analicemos los hechos para valorar lo que ocurrió.

La convocatoria de la marcha la hicieron democráticamente las autoridades, los profesores y los estudiantes de las universidades autónomas para protestar la reducción presupuestaria. Sus organizadores solicitaron los correspondientes permisos. Al observar el gobierno nacional el respaldo que distintos sectores sociales le estaban dando a la protesta, inició una campaña de opinión que buscó debilitar sus posibilidades de éxito. Una de las constantes de esa campaña fue la presencia permanente en los medios de comunicación de profesores y estudiantes oficialistas que trataron de calumniar a las autoridades universitarias. El debate tomó calor. La polémica que surgió, en lugar de comprometer el éxito de la marcha, lo fortaleció. El problema se hizo aún más complejo al mezclarse en la protesta el rechazo existente a una medida de cierre de Globovisión. El ministro del Interior, Tareck el Aissami, presionado como estaba, creyó equivocadamente que una manera para reducir la asistencia a la marcha era hacer correr rumores sobre posibles estallidos de violencia. Pensaron, que darle permiso a la marcha hasta el centro de Caracas, la esquina de "El Chorro", causaría un mayor temor. Se equivocaron totalmente. La asistencia fue multitudinaria.

Todavía el día anterior a la marcha, el ministro del Interior estaba convencido de que la organización de algunos hechos violentos dentro de la universidad podía conducir al fracaso de la marcha. Esa fue la razón de los encapuchados. Los grupos violentos del oficialismo empezaron a actuar: quemaron cinco camiones, motorizados se dedicaron a recorrer la universidad en actitud amenazante y dispararon en contra de la marcha. Un nuevo fracaso. La concentración de profesores y estudiantes en la Plaza de Rectorado y de ciudadanos en la Plaza Venezuela mostraron que la marcha sería un éxito. Esta realidad condujo a organizar un nuevo plan: tratar de ridiculizar a las autoridades y líderes universitarios durante la entrega del documento al ministro de Educación Superior. Se permitió el acceso de apenas ocho representantes de las universidades autónomas. El ministro para la Educación Superior salió a recibirlos. Los condujo al interior de edificio. Allí los estaban esperando cerca de cien representantes del oficialismo. Una verdadera emboscada. La finalidad era una sola: provocar un debate en donde los representantes de las universidades autónomas fueran vejados con abucheos y pitas.

Un nuevo error de cálculo. No valoraron el carácter y la dignidad de la doctora García Arocha. Esperó un tiempo prudente, pero al darse cuenta que definitivamente era una emboscada para ridiculizarlos, se levantó señalando con claridad meridiana la actitud vergonzosa del ministro Acuña y de los representantes del oficialismo. El problema no termina aquí. Tendrá consecuencias. El hecho ha causado indignación en la opinión pública. Además, los medios lograron no sólo entrevistar a la rectora y a los asistentes a la reunión, sino percibir claramente la maniobra, que ha dejado un sabor amargo en la mayoría de los venezolanos. Para colmo, los ministros El Alssami y Acuña han quedado totalmente desprestigiados ante la opinión pública. El primero, ratificó su condición de gran mentiroso: nadie puede creerle que los encapuchados fueran de la oposición. El segundo, perdió totalmente su condición de universitario. Me imagino que Hugo Chávez debe estar más que molesto. La maniobra oficialista fue una verdadera torta. La marcha universitaria, un arrollador triunfo de los sectores democráticos.

Fernando Ocho Antich
El Universal

1 comentario:

NO A LA DISCRIMINACION dijo...

HOLA AMIGOS: Hemos comenzado el nuevo ciclo de nuestro blog y así, como muchos de uds nos acompañaron el año pasado queremos tenerlos junto con nosotros.
Nuestro Blog está realizado por alumnos de la escuela secundaria, interesado por hacer un pequeño aporte contra el flagelo de la discriminación.
Estaríamos felices que nos sigan recomendando, para que cada vez más, muchos seamos los que estamos en esta cruzada.

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