sábado, 26 de julio de 2008
El rey y su súbdito
Vale la pena comentar la crónica de El País, el prestigioso diario español, con el cual El Nacional lleva una buena relación profesional. Desde luego que el tema central de primera página de la edición de ayer se centró en la visita de Barack Obama a Francia y su encuentro con Sarkozy, el mandatario francés. Los dos son figuras mediáticas, el primero porque tiene la gracia fundamental de quienes trasmiten calidez y sinceridad al aparecer en público. El otro, el francés, ha construido su figuración en primer plano con sudor e histrionismo, que de alguna manera le ha funcionado en unos primeros tiempos pero que, luego, malgré lui, le ha sido infiel.
El presidente Chávez, de vuelta, parrandas y negocios por esas tierras europeas, a pesar de que (como lo califica El País) "el apretón de manos del rey y del presidente venezolano, simboliza la normalización de las relaciones entre los dos países", no fue objeto de mayores miramientos en las primeras páginas de los diarios españoles. Fue colocado en segundo lugar, porque nadie a estas alturas le compra el tono ingenuo al mandatario nacional, ni mucho menos le fía por amores tanta confianza.
En verdad, lo dichoso del viaje a España y la visita al rey Juan Carlos en Mallorca no ha hecho otra cosa que recordar el lamentable incidente de la Cumbre Iberoamericana de Chile, que de alguna manera ya estaba escondido bajo la alfombra. Colocar de nuevo en el escenario internacional el hecho bochornoso del monarca español mandando a callar a Chávez no tenía ningún sentido, a menos que se oculte algo que sea altamente explosivo. Para colmo, el rey le regaló una franela con la frase famosa, que desde luego circula en España y Venezuela desde hace tiempo.
¿Qué hay verdaderamente detrás de todo esto? Si el presidente Chávez va como cordero al degüello al Palacio de Marivent de Palma de Mallorca, según El País, "residencia de verano de la Familia Real, poco antes de las 11:30 horas, a pesar de que la llegada está prevista a las 10:30 horas", es por algo. Nadie acude a una cita si ella no puede producirle algún beneficio. Pero esta vez Chávez no manda, sino que llega a prometer petróleo por 100 años. ¿Pero, no es este acaso el imperio español que exterminó a los indios, que destruyó nuestra cultura, que le cambió el nombre a Guaraira Repano por cerro Ávila?
El famoso encuentro, de acuerdo con la crónica del periódico español, "se produjo con 55 minutos de retraso. Así, el rey esperó al mandatario venezolano al pie de la escalera de la residencia veraniega de la Familia Real, y cuando se encontró con Chávez, ambos se dieron un cordial abrazo, durante el que Chávez espetó al rey: ¿Por qué no nos vamos a la playa?". La verdad es que provoca decir, como nuestras abuelas: ¡Ay Dios mío! En un lenguaje cortesano, Chávez, El País dixit, dirigiéndose al monarca, destacó que Baleares "parece el Caribe", por el fuerte calor que asola las islas, y añadió sentirse como "si estuviera en Cuba, Jamaica o Margarita".
Editorial
El Nacional
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