jueves, 6 de septiembre de 2007

Reforma constitucional y tutelaje militar


Para los planes del presidente Chávez es necesario pasar de los 140.000 miembros que forman parte de la FAN actual a grandes grupos militarizados de gente

La militarización del pueblo como forma burocrática de controlar al país constituye una de las propuestas centrales del proyecto de reforma constitucional que ha sido presentado por el presidente de la República a la Asamblea Nacional.

Un intento en el que viene trabajando Chávez desde su primer año de gobierno en 1998, cuando la correlación de fuerzas en los poderes del Estado le era adversa, pues no controlaba el entonces Congreso y la Corte Suprema de Justicia, el resto de los poderes públicos y la mayor parte de las gobernaciones y alcaldías, que estaban en manos de la oposición.

Desde el momento de su arribo al poder en 1998, Chávez se encuentra frente al dilema de distribuir la riqueza petrolera a través de una administración pública nacional colapsada e ineficiente en la que laboran más de dos millones de personas –casi por cuenta propia– percibiendo salarios para desarrollar planes y proyectos que no satisfacían las demandas de la sociedad.

Una administración pública que debiendo ser el brazo ejecutor de todas las promesas que los candidatos que llegaban a la presidencia hacían en campaña –incluidas las de Chávez– era en realidad un conglomerado hipertrofiado, corrupto e incapaz –salvo raras excepciones– de dar respuestas a las demandadas de un Estado moderno.

Adicionalmente Chávez enfrentará otro dilema: la ausencia de un equipo de colaboradores confiables, suficientes y con experiencia, con el cual encarar los enormes desafíos que sus permanentes promesas le generan.

La solución la encuentra en el único medio que le es conocido en la maraña de la administración pública: la Fuerza Armada Nacional (FAN), un sector percibido entonces como eficiente por la sociedad, manejable por el escaso número de sus miembros –en comparación con el resto de personas que formaban parte de la Administración Pública–, dotado de enormes recursos financieros y logísticos y formado en la disciplina, la obediencia y la subordinación.

Un brazo ejecutor ideal para intentar cumplir sus promesas.

El 27 de febrero de 1999 –a 10 años del “Caracazo” –, Chávez anuncia el Plan Bolívar 2000, un mega-programa social a ser ejecutado por los militares venezolanos y no por los ministerios y su personal civil, quienes histórica y legalmente tenían las atribuciones en estos asuntos. Comenzaba formalmente la militarización de la sociedad.

Un tutelaje ideado y alentado desde Miraflores que a la vuelta de 9 años no ha logrado satisfacer las demandas sociales y la atención a la infraestructura y servicios que demanda un Estado moderno.

Sin embargo, la solución no se hace esperar. Es necesario pasar de 140.000 miembros que forman parte de la FAN actual, a grandes grupos militarizados de gente, con el fin de mantener la revolución bajo el esquema que la disciplina, subordinación y obediencia (DOS) proporcionan.

Surgen desesperadamente entonces tres modelos permeables al esquema “DOS” : El Partido Único Socialista (PUS), la Reserva Nacional y los Consejos Comunales percibiendo recursos directos del Presidente. Una concepción del pueblo en armas bajo las órdenes del Comandante en Jefe.

Una milicia popular bolivariana que encuentra su expresión literal en la propuesta constitucional. Una sociedad bajo el tutelaje militar, cuya Fuerza Armada pasará a tener “participación permanente” en tareas de mantenimiento de la seguridad ciudadana y conservación del orden interno, así como participación activa en el desarrollo económico, social, científico y tecnológico de la nación. Sin duda, la militarización del pueblo como forma burocrática de controlar al país.

Rocío San Miguel
Tal Cual


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