domingo, 30 de septiembre de 2007

Venezuela ante el abismo chavista

Por Virginia Contreras

Somos nosotros los venezolanos quienes estamos en capacidad de regular y dirigir nuestro destino político como Nación y crear o vetar Constituciones; y en ningún caso nuestros gobernantes como lo pretende hacer ver Hugo Chávez y su genuflexa Asamblea Nacional.


"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". (Albert Einstein)

De ser ciertas las mediciones que de su gestión ha venido analizando meticulosamente el presidente de la República, hecho que lo ha llevado hasta al maltrato verbal a sus seguidores frente a las pantallas de televisión, lo último que podría ocurrírsele sería el proponernos una reforma constitucional.

De más está decir que esos mismos números le han advertido respecto al rechazo mayoritario, incluyendo de su propia gente, respecto a conceptos tan importantes como la reelección indefinida o el cambio al sistema de gobierno socialista. ¿Pero qué misterio existirá para que Hugo Chávez se atreva a correr tamaño riesgo, a despecho de que su propuesta fuere contundentemente rechazada? Uno muy sencillo: el perverso mecanismo electoral.

En efecto; tal y como quedó establecido por nuestro máximo Tribunal del país con ocasión de la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente de 1999 realizada por el mismo Hugo Chávez, las condiciones a aplicar para las Asambleas Constituyentes y los referenda, son las mismas que para los procesos eleccionarios. Esto es, un Consejo Nacional Electoral rojo-rojito; un Registro Electoral Permanente cuyo contenido nadie conoce, engrosado con dudosos ciudadanos cuyos documentos de identidad han sido obtenidos en procedimientos nada ortodoxos; un sistema de votación tan sofisticado que ni en los países más desarrollados ha sido adoptado oficialmente; ausencia de auditorias antes, durante y después del proceso; y todo esto con la participación de una empresa de computación escogida sin mayor procedimiento que el estiramiento del dedo que propició su contratación.

Esto sin contar con que dada la avanzada tecnología aplicada, hasta el presente no existe Observador Electoral en el planeta capaz de supervisar medianamente dicho proceso; entre otras cosas porque su formación se basa en la verificación de los mecanismos tradicionales de las votaciones manuales. Esto último es lo que nos ha hecho ver por la OEA como unos locos de carretera cada vez que hemos denunciado a voz en cuello la existencia de un fraude, idea que evidentemente no comparten quienes se limitan a verificar que los Centros de Votación abrieron a las seis de la mañana y cerraron a las cuatro de la tarde; o que había mujeres embarazadas en las colas.

Por si esto fuera poco, hoy en día el proceso electoral posee un elemento contundente que garantiza “la eficiencia del sistema”: el manejo absoluto por parte del gobierno venezolano de la CANTV, empresa de telecomunicaciones del Estado encargada de la transmisión de los datos de las votaciones.

Bajo estos parámetros, y con los antecedentes por todos conocidos, todavía hay personas en Venezuela que estimulan a nuestros compatriotas a votar… No somos psiquiatras para entender las razones del interés suicida de unos cuantos. Pero así como señala el adagio respecto a que “el camino del infierno está lleno de buenas intenciones”, las consecuencias de participar en dicho proceso son tan graves para todos los venezolanos, que a despecho de ser maldecidos por algunos detractores, preferimos el convertirnos en víctimas de tales sentimientos de una sola vez, que pasar toda la vida maldiciendo individualmente a quienes intentaron convencernos de lo inconvencible.

Es obvio que el no acudir a las urnas electorales sin chistar, podría ocasionar un efecto similar al de aceptar dicha reforma. Esto en virtud de que muy seguramente el gobierno se encargará de buscar bajo las piedras a cuanto eventual votante esté disponible, a cambio probablemente de alguna prebenda. De allí que, en ejercicio de esa “soberanía”, la cual reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce mediante el sufragio (Artículo 5.- Constitución Bolivariana) estemos obligados indefectiblemente a exigir a todos los poderes públicos, actualmente en manos del presidente de la República, el mínimo respeto a aquella.

Este respeto se traduce en el restablecimiento de las condiciones indispensables que garanticen la voluntad popular, cualquiera que esta fuera. Si bien es cierto que dicha labor es algo más que Titánica; no es menos cierto que resulta vital, si consideramos que somos los ciudadanos los poseedores del poder originario. Somos nosotros quienes estamos en capacidad de regular y dirigir nuestro destino político como Nación y crear o vetar Constituciones; y en ningún caso nuestros gobernantes como lo pretende hacer ver el presidente de la República y su genuflexa Asamblea Nacional. Recuperadas esas condiciones, no habría excusa alguna para no participar en cualesquiera procesos electorales, por muy absurdos que éstos parecieran. Ese es el juego de la democracia; y ese es el riesgo de la libertad.

Toda acción o inacción produce consecuencias. Lo que hagamos o dejemos de hacer hoy será trascendental para nuestro futuro como Estado democrático y Nación soberana. Si las condiciones electorales son las actuales, violando con ello la Constitución y leyes electorales, podrán tener claro los venezolanos, que de insistir el gobierno nacional en imponernos su voluntad, nunca será igual dicha Constitución, adoptada bajo los gravísimos vicios señalados y en contra de un pueblo que se negó a convalidarlos, que una en donde todos confluyéramos en un único objetivo, como lo es el afianzar los valores democráticos hoy en extinción en Venezuela.

No es un problema de dedicarle largas horas de audiencia a discutir si nos gusta o no la propiedad comunitaria; o si nos encantaría salir del trabajo dos horas antes, o dormir una hora más. Ni siquiera el fondo del asunto es la reelección indefinida, abominable elemento que solo de pensar en la presencia de una misma persona en el poder hasta su muerte es suficientemente aterrador. Resulta incomprensible que gente de bien; importantes juristas y organizaciones políticas presenten a la consideración del público larguísimos análisis del contenido de una reforma, sin tomar en consideración como único punto el requisito fundamental de toda acción de gobierno, como lo es la necesidad ineludible de un organismo electoral competente para ello, sin vicios de ninguna naturaleza, y en base a un procedimiento estrictamente legal. Y se pregunta uno; ¿Será que la constitución del organismo electoral y todo el proceso antes señalado son poca cosa? ¿O es que los grandes analistas del país no son capaces de apreciar lo que el común de la gente si puede?

Desde el referéndum revocatorio para acá la oposición venezolana ha estado dando tumbos; entre otras cosas porque frente a la diversidad de opiniones, siempre triunfó la tesis de participar a toda costa en todos los procesos electorales, aún sin chance de ninguna especie. Todo esto basado en el principio de que “aún cuando el gobierno no es demócrata, nosotros si!”. Hubo quien creyó ingenuamente que frente a toda una política dirigida al fraude por el gobierno nacional, bastaba ir a votar en masa, para eliminar lo que ya estaba anunciado por decreto, como lo era el triunfo del presidente Chávez. Esto lo pudimos palpar fielmente en las pasadas elecciones de diciembre.

Hoy en día vuelven a la carga las mismas personas, con los mismos argumentos, pretendiendo con esto confundir a la sociedad en su conjunto respecto a cuál es el punto más álgido de toda esta reforma, cuando ellos saben perfectamente que el aspecto vital, que le daría vida o mataría antes de nacer al proyecto presentado por el presidente de la República, no es el qué, sino el ¡QUIÉN Y EL CÓMO!

Por si esto fuera poco, algunos venezolanos de bien, dirigen el debate hacia todos los sectores de la población, incluyendo hacia hasta ahora nuestros impolutos estudiantes, al estudio de cada una de las propuestas, dejando a un traste a la única opción disponible que permitiría, o evitar la reforma, o negarle todo viso de juridicidad; como lo es el demostrar que bajo el proceso actual es imposible el respeto a la soberanía popular.

El dilema no puede plantearse sino en los términos en los cuales los venezolanos entiendan que hay un solo objetivo, y no muchas y diversas metas, como lo sería el estar analizando una a una cada una de las propuestas, de la misma manera como si nos diéramos a la tarea de discutir si preferiríamos morir en la ahorca o en la cámara de gas, o si la inyección de Cianuro es menos dolorosa.

La única arma que tenemos es pararnos en seco frente a quienes propugnan la reforma, no para discutirla, sino para vetarla hasta que las condiciones electorales cumplan con el mandato constitucional. ¿Que si esto es muy difícil de lograr a estas alturas? Puede ser; pero de darse esta batalla, y puede darse porque los venezolanos no somos peores que los Ecuatorianos; los Bolivianos; los Argentinos; o incluso los Centro Americanos, producto de cruentas guerras civiles, a pesar de que esa Constitución fuese aprobada por un puñado de incondicionales, pueden tener la seguridad que si es desenmascarada a tiempo, el mañana estará cerca. No dudemos de un pueblo que lucha, dudemos de un pueblo que se entrega.


http://www.atravesdevenezuela.com/html/modules.php?name=News&file=article&sid=6398&mode=thread&order=0&thold=0

4 comentarios:

obandoflores dijo...

Preciosa la foto... y con ese pensamiento, no se diga mas! Felicitaciones!!!

Anónimo dijo...

MANIFIESTO MOVIMIENTO 348

Venezolanos:



Hoy nace el Movimiento 348 de la unión de venezolanos de todos los estudiantes, sectores, género y edades para lograr una meta común:



Refundar nuestra patria y crear una nación inclusiva y humanista.



Como símbolo de nuestra fe inquebrantable de que todos nosotros podamos forjarnos un destino como Nación fuerte y prospera, solicitamos al CNE, la activación de una Asamblea Nacional Constituyente y formalmente requerimos se nos entreguen las bases de datos electorales para su convocatoria con las firmas del 15% del electorado y el procedimiento para la recolección de dichas firmas, como estipulado en el articulo 348 de la constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, que nos permita fundar las verdaderas estructuras de Estado que garanticen la seguridad, la paz y el bienestar de todos nosotros sin exclusión, para alcanzar un desarrollo integral como personas y como Nación por una Venezuela consciente que internalice su rol en la historia.



Hace medio siglo, en un glorioso día de Enero, los jóvenes Venezolanos rescataron la patria de las garras de la tiranía militar con el ánimo de crear una Republica democrática, pluralista e incluyente en nuestro país. Esos sueños fueron traicionados por aquellos que prometieron hacerlos realidad. Durante 5 décadas hemos sido dirigidos por el más vil y oscuro egoísmo de apetitos primarios y sectarios. Estos reducidos sectores políticos, que caracterizados por la mediocridad, ineficiencia, incapacidad, corrupción y demás actividades antinacionales, son los judas de nuestra nación.



Hoy, casi a completarse una década de un proceso político que se disfraza como revolucionario y prometía cambiar esas viejas estructuras perniciosas, devolver la fe, la ilusión y la esperanza del pueblo, lo que este busca es consolidar la tiranía, sólo que con una variación de bandera partidista y sectaria. Hoy día, Venezuela se enfrenta a la mayor inseguridad ciudadana y jurídica de su historia, una corrupción desenfrenada, problemas graves de infraestructura y vivienda, una merma preocupante de nuestra capacidad de producción petrolera, un despilfarro gigantesco de los recursos que provienen de ella y una política que propone el uso de nuestras reservas para solucionar problemas de países hermanos antes de solventar los nuestros, como legado del mal llamado Socialismo del siglo XXI.





Venezolanos:



En estos días, donde un espectro ideológico excluyente promete terminar de sepultar nuestros valores morales, cívicos, espirituales y materiales y, por encima de todo, nuestra conciencia nacional, gritamos al viento nuestra inconformidad. El amanecer de un mejor futuro se encuentra nublado por los espejismos que proponen falsos profetas del socialismo, los que, con un afán de poder internacionalizado en detrimento de nuestra Nación, de sus recursos y potenciales naturales, usan el sagrado nombre del pueblo en vano. Pero lejos de aundar en las fallas y limitaciones de un modelo fracasado, hoy proponemos refundar la patria en aras de fortalecer nuestra Nación en todas sus manifestaciones, con el supremo fin de mantenernos unidos y cohesionados al sublime ideal nacional del desarrollo integral de todos los venezolanos y todas las estructuras conjuntas que integran la vida del Estado, para darle a nuestra tierra el sitio de honor que ella merece y que tanto ha anhelado.









Venezolanos:







Creemos en la necesidad imperiosa de refundar a la Republica, en un Estado que sea capaz de responder a las necesidades de nuestro pueblo, porque de este depende su legitimidad. Apostamos a una sociedad enmarcada en los más amplios principios democráticos y donde sus instituciones sean entes eficientes. Es por ello, que cuando llamamos a una activación de una ANC, hacemos un llamado a la reconciliación nacional, en pro de un País donde las estructuras básicas del Estado funcionen correctamente y sean incluyentes, porque queremos una Constitución que sea cumplida y respetada por todos los venezolanos.



Nuestra tarea hoy, como en el futuro, será buscar respuestas políticas a estos desafíos para promover un modelo humanista donde la libertad individual y los derechos humanos, la cooperación social en una sociedad abierta como base de un modelo económico mixto, y a la integración latinoamericana produzcan el mayor beneficio para los habitantes de Venezuela.



Creemos que la libertad y la responsabilidad individual son las bases de una sociedad civilizada; que el Estado es sólo un instrumento al servicio del pueblo y su poder emana de este; que cualquier acción del Estado debe estar sujeta al imperio de la ley, y quienes la ejecutan deben someterse al escrutinio de la sociedad civil; que la libertad constitucional está basada en los principios de la separación de poderes; que la justicia exige que en todo enjuiciamiento penal el acusado goce del derecho a un juicio rápido, público, y libre de cualquier influencia política; que tanto el control de la economía por parte del Estado como los monopolios privados amenazan la libertad política; que los derechos y las obligaciones van unidos y que todo ciudadano tiene una responsabilidad moral ante los demás miembros de la sociedad; y que un mundo en paz sólo puede alcanzarse por medio del respeto a estos principios y la cooperación entre las sociedades democráticas. Reafirmamos que estos principios son validos en todo el mundo y son la base para la reconciliación en el país.



La libertad, la responsabilidad, la tolerancia, la justicia social e igualdad de oportunidades, son los principios sobre los que debe construirse una sociedad abierta. Estos principios requieren un cuidadoso equilibrio entre las sólidas sociedades civiles, los gobiernos democráticos, la redistribución de las riquezas por parte del estado, los mercados libres y la cooperación internacional.



Creemos que entre las condiciones de las libertades individuales se incluyen el estado de derecho, el acceso para todos a una variada y completa educación, las libertades de expresión, asociación y acceso a la información, la igualdad de derechos y oportunidades para mujeres y hombres, la tolerancia para la diversidad y la inclusión social, la promoción de la iniciativa privada y de las oportunidades de empleo y el apoyo a los mas necesitados por los entes gubernamentales. Creemos que la sociedad civil y la democracia constitucional constituyen la base más justa y estable del orden político. Vemos a la sociedad civil como una sociedad constituida por ciudadanos libres que viven dentro de un marco legal establecido, con la garantía de sus derechos individuales y con el poder del gobierno limitado y sujeto al escrutinio democrático de la sociedad.





Por 50 anos, la patria fue engañada por un grupúsculo de farsantes que degradaron la acción política, la base y la idea del bien común de nuestro país, burlándose de la fe y la esperanza del pueblo. Hoy en EL sagrado Panteón de la ciudad de Caracas, donde permanecen en vigilia nuestros grandes héroes y fundadores de la patria, nos comprometemos ante ellos y ante todas nuestras generaciones futuras y juramos solemnemente cumplir nuestro cometido ante el vil despotismo del estado e invitamos a todo el bravo pueblo, que sienta en sus venas el compromiso de ser venezolanos a incorporase a esta lucha gloriosa donde al vencer, lograremos fundar el país que Bolívar soñó.

Para mas informacion, comunicarse con nosotros al correo mov348@m348.org,visitar la pagina www.m348.org o movimiento348.blogspot.com

Katya dijo...

Obandoflores:


Gracias, muy amable y buen lector.

Ni votar ni abstenerse. Impedir el referendum es la consigna. No somos oposición. Somos disidentes y amantes de la libertad y la democracia.

Lo lograremos.

Anónimo dijo...

Todos los Venezolanos que estamos conciente de lo que nos espera con esta supuesta reforma de la constitución, debemos y estamos en la obligación de hacer conocer a los demas miembros de nuestra comunidad de el error de seguir siendo inactivos e indiferente de lo que nos espera. Busquemos todas las forma de informar esto, directamente, elaborando panfleto, etc, es nuestro deber