El anterior presidente palestino y el actual: un liderazgo macabro
Yasser Arafat murió con una fortuna personal de más de 6.000 millones de dólares, que podía haber servido para la construcción de miles de escuelas, hospitales, caminos, viviendas y muchas otras cosas que habrían beneficiado significativamente a su pueblo, si realmente ese hubiese sido su interés.
La descomunal cantidad de dinero acumulada por los sempiternos jefes de los palestinos es parte del gran negocio de la guerra.
Los campeones de la corrupción han sido los dirigentes de Fatah. Una de sus principales y más visibles portavoces, Hannan Ashrawi, cuya riqueza personal es desconocida, está entre las grandes millonarias a quien le conviene mantener el conflicto ardiendo, para seguir mendigando dinero y extorsionando al mundo pro palestino.
Como ella son los demás, que de cada remesa que reciben de Europa, de los países árabes, o de los impuestos que Israel recolecta y entrega a la AP, retienen una jugosa parte para sus bolsillos.
La Autoridad Palestina empezó a indagar estos asuntos y tienen a decenas de sospechosos bajo observación. Muchos lograron escapar de los territorios bajo su jurisdicción, otros están escondidos, según el Fiscal General Palestino Ahmed al-Mughani.
De acuerdo a Al-Mughani, oficiales de la Autoridad Palestina son responsables de haber robado miles de millones de dólares de las arcas públicas.
Mahmud Abbas dijo que va a limpiar la corrupción de la AP y su Partido Fatah, aunque puede ser un trabajo lento y difícil.
Sin embargo el mismo Abbas es parte de la podredumbre, ya que permitió que muchos de sus ayudantes continúen las sucias prácticas económicas de Fatah, para obtener la presidencia de la AP y solidificar su poder.
El fiscal no se atreve a poner bajo la mira a los ministros ni legisladores de Abbas. El 8 de Julio de 2008, sufrió un atentado con bomba en Ramala, del que salió ileso.
La cantidad de gente implicada en los manejos ilegales de dinero donado para proyectos médicos y educacionales es grande, y también es la de los encargados de la administración de las empresas de servicios energéticos, petroleros, telefónicos, bancarios y demás, que están en manos de la Autoridad Palestina, la mayoría en calidad de monopolios.
El principal motivo para que Hamas llegase al poder en Gaza, fue precisamente la corrupción de Fatah, que dominó la política palestina por cuatro décadas.
Un territorio en guerra es básicamente un territorio sin ley, que favorece a los especuladores y negociantes del mercado negro.
Para tener una idea de cómo se maneja el dinero, en 1997 la Autoridad Palestina obtuvo 548.727.000 dólares de la comunidad internacional. También recibió más de 800 millones de Israel, recolectados de impuestos de los árabes palestinos.
Cuando a finales de 1997, la AP emitió su informe económico, faltaban 323 millones, cerca del 40 por ciento de su presupuesto anual.
Una investigación realizada por Newsweek el año 2000, reveló abusos de la AP en todos los campos administrativos. Abdul Jawad Saleh que fue Ministro de Agricultura de la Autoridad Palestina, dijo: “Es un estado mafioso”. Posteriormente fue brutalmente golpeado por las fuerzas de seguridad palestinas por liderar una campaña anticorrupción.
Muhamad Rashid, que era el asesor económico de Arafat, era también vicepresidente y gran accionista de Paltel, el monopolio telefónico creado por la AP.
En una investigación efectuada en 1998, The Financial Times reportó que Rashid y Paltel estaban profundamente involucrados en el robo de 160 millones de dólares del Fondo de Pensiones de Empleados de Gaza, que fue transferido a la AP.
La Corporación Palestina de Hipotecas y Viviendas estuvo envuelta en un escándalo, cuando se descubrió en 1998 que 20 millones donados por la Unión Europea para la edificación de viviendas económicas en Gaza, fueron destinados a la construcción de apartamentos de lujo para acaudalados partidarios de Arafat.
Hamas llegó al poder en Gaza a consecuencia de estos y otros hechos de corrupción, sin embargo en vez de mejorar la situación de sus ciudadanos, la empeoró dramáticamente.
Pese a tener control total de su economía, se dedicó a culpar a Israel de todos los males que ellos mismos generan en su territorio, y decidió armarse y entrenar asesinos para continuar la Guerra Santa, que sigue siendo el motivo primordial de existencia de los fanáticos musulmanes.
Diario de América
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