El delirio megalomaníaco de Hugo Chávez
INTRODUCCIÓN
Desde el comienzo mismo de su acceso al poder, el régimen chavista puso en marcha una agresiva acción política y una opresiva y represiva gestión gubernamental contra todos los sectores sociales. Los líderes de la oposición y de la disidencia de entonces cometieron el error de percepción de limitarse a considerarlo como un gobierno “buscapleitos”, sin percatarse de que se trataba de una actitud que se sostendría a lo largo del tiempo, cada vez más acentuada, porque era la estrategia capital de su proyecto político.
1. QUÉ ES EN VERDAD EL PROYECTO CHAVISTA
Según una hipótesis cuyos elementos hemos venido planteando públicamente desde enero de 2006, primero en la Cátedra Pío Tamayo y después en otros ámbitos sociales, el proyecto político chavista tiene como objetivo supremo la instauración de un régimen militarista totalitario, de hegemonía absoluta y total sobre la sociedad venezolana. El logro de tal objetivo se apoya en la estrategia capital de subversión destructiva del sistema político democrático representativo (el mismo que está vigente en la totalidad del continente americano, menos en Cuba) y de su asociado el sistema económico capitalista. La noción y la práctica social de lo privado (entendido como distinto de lo público y por lo tanto independiente del gobierno), son ciertamente el principal obstáculo del proyecto totalitario. Dentro de aquella estrategia capital, entonces, la tarea principal ha sido la extirpación, en todos los estamentos sociales, de todo agente privado independiente del dominio del gobierno, pudiendo sobrevivir a los efectos de tal tarea solamente aquellos agentes que se sometan a los designios del poder oficial.
Impulsado por el delirio megalomaníaco de Hugo Chávez y la servil imitación de sus secuaces, el proyecto chavista adoptó inicialmente una dimensión nacional, consistente en la instauración de un régimen militarista totalitario en el territorio venezolano. Posteriormente fue expandido a una dimensión continental, la misma que impulsan Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua; y también las FARC en Colombia y grupos subversivos contrademocráticos, encapuchados como socialistas o revolucionarios, en varios países de América, todos diciendo que llevan adelante un “Proyecto Bolivariano” o “Socialismo del Siglo XXI”. En los últimos años, el proyecto chavista ha asumido también la dimensión geopolítica o alianza de gobiernos o movimientos antidemocráticos, totalitarios, extremistas, que practican el terrorismo o apoyan a terroristas, como un frente internacional contra las democracias occidentales.
El objetivo supremo, la estrategia capital, la noción y la práctica social de lo privado independiente como obstáculos principales y las dimensiones del proyecto político chavista son, directa o indirectamente, explícita o implícitamente, los determinantes exclusivos y preponderantes de la totalidad del discurso, de la acción política y de la gestión gubernamental del régimen. Todas las políticas, estrategias, planes, programas, misiones, etc., no son otra cosa que máscaras de acciones políticas o gestiones gubernamentales realizadas exclusivamente en función de la ejecución de la estrategia capital y de la progresiva consolidación del modelo militarista totalitario.
2. DESTRUCCIÓN DE LA INSTITUCIONALIDAD DEMOCRÁTICA POR SER EL PRINCIPAL OBSTÁCULO DEL PROYECTO TOTALITARIO
La independencia y autonomía de los poderes públicos es el pilar fundamental de cualquier régimen democrático. El equilibrio y el contrapeso entre los poderes públicos es el sostén principal de la estabilidad política y del progreso social. Desde el momento en que Chávez logró colocar al frente de los poderes públicos simples marionetas suyas, desapareció el sistema democrático como tal. El ejercicio de tales poderes públicos se ha convertido en fuente de inestabilidad, conflictividad y violencia, fomentadas por el régimen en función de su estrategia capital.
La descentralización del poder gubernamental en los niveles nacional, regional y municipal, además de representar la muestra más evidente de la democratización del poder, ofrece una cercanía eficiente con la base de la sociedad. La descentralización es inconcebible en un régimen totalitario, por lo cual su eliminación es condición sine qua non de la instauración del totalitarismo.
La libertad de información y de expresión permite el seguimiento colectivo de la gestión pública; cumple con la denuncia de los vicios y defectos, delitos y crímenes del gobierno, y es vocero de la protesta popular por las deficiencias y el abuso del poder. Un régimen totalitario con libertad de información y de expresión es inconcebible por antinómico; por eso el régimen la ha debilitado y disminuido al máximo, en procura de su extinción total.
-La propiedad privada y la libertad de empresa como pilares fundamentales de la democracia económica. La “revolución” bolivariana, con su atrasado desideratum de igualación por debajo --copia servil del de la tiranía castrista-- no tiene nada bueno que ofrecerles a los actores del sector económico privado independiente, como son los millones de trabajadores con empleos formales (mucho mejor remunerados que sus correspondientes en el sector público), y los empresarios habituados a competir aprovechando la eficiencia productiva como fuente de éxito operacional. El régimen sabe que en el sector económico privado independiente no encontrará sino reticencia a su proyecto militarista totalitario. Por eso, a pesar de haber contado con 900 mil millones de dólares de ingresos desde 1999 hasta hoy, muchísimo más que suficientes para haber promovido el mayor y mejor proceso de desarrollo económico de nuestra historia, se negó a hacerlo porque ello significaba tener que fortalecer al sistema empresarial privado independiente, situación abiertamente contrapuesta al reforzamiento de su proyecto totalitario mediante la destrucción de aquél.
El aparato productivo privado independiente ha sido en gran parte destruído
-El presidente del Consejo Venezolano de la Industria ha dicho que el parque industrial de Venezuela, que era de 11.117 empresas en diciembre de 1998 ha sido reducido en 4.015 empresas (38%), y las 7.102 que subsisten lo hacen teniendo que resistir el acoso gubernamental permanente. En nombre de la “lucha contra el latifundio”, con el respaldo del gobierno y el apoyo de sus cuerpos armados, han sido “intervenidas” (es decir, objeto de invasión y despojo) por el Instituto Nacional de Tierras, entre 2003 y 2008, 4 millones 600.000 hectáreas, equivalentes a 105.000 fincas. Contra todas las empresas del país, el gobierno ha venido utilizando además dos poderosos arietes: el control de divisas, que le sirve para decidir quién puede importar, y qué, cuánto y cuándo puede hacerlo; y el control de precios, que al aplicarse a los productos que las empresas privadas independientes producen y venden, pero no a los bienes que compran para producir, las coloca progresivamente en caída de reducción de ganancias y aumento de pérdidas, hasta que finalmente tienen que cerrar.
Todos los otros sectores independientes de la sociedad han sido objeto del acoso destructivo y de la amenaza de extirpación total, como la educación libre, democrática y pluralista, en especial la autonomía universitaria; el sector cultural en general; el sindicalismo libre, autónomo y pluralista; y en general, todos los ámbitos donde cursa la pluralidad y diversidad del pensamiento social, de abierta oposición al pensamiento único propio del totalitarismo.
3. LA LÓGICA FUNDAMENTAL DEL PROCESO: IR CONSTRUYENDO EL RÉGIMEN TOTALITARIO A MEDIDA QUE SE DESTRUYE LA DEMOCRACIA
La estrategia de subversión destructiva de la democracia representativa se ejecuta mediante acciones de distinto tipo: de manera general, utilización de los poderes públicos con comando unipersonal supremo para atacar, debilitar y destruir todos los ámbitos de ejercicio privado de la vida social; nacionalizaciones, expropiaciones, confiscaciones, invasiones, intervenciones, cogestiones, paralelismo sindical y organizacional, y en general, acoso funcional y/o financiero, controles de precios y de cambio, opresión o represión judicial, legal, normativa y reglamentaria, etc. Todas ellas no son otra cosa que mecanismos o instrumentos de ejecución de la misma estrategia capital de subversión destructiva, y tienen, todas por igual, el mismo fin : ir disminuyendo el dominio privado y, al mismo tiempo, día tras día, por sustitución, ir expandiendo el dominio público (o sea el dominio chavista) en todos los ámbitos de la vida social. La expansión forzosa del dominio público se materializa de dos maneras principales en el campo económico: la primera, con la transformación de las empresas privadas en empresas estatales y con el gobierno asumiendo directamente la gestión operacional (CANTV, SIDOR y otras); la segunda, con la cesión por venta, asociación, consignación, etc., a los integrantes de la nueva clase empresarial “revolucionaria” y “socialista”,, conformada por hombres de negocios tránsfugas del régimen de relación corrupta con políticos y funcionarios gubernamentales del tan vituperado período 1959-1998. Así se abre espacio de asociación empresarial entre los dirigentes políticos y funcionarios gubernamentales enriquecidos con los dineros públicos y la cáfila de hombres de negocios corruptos renegados de la “Cuarta República”.
4. CAPITALISMO TOTALITARIO
Por eso no concordamos con quienes plantean que el chavismo está montando un “capitalismo de Estado”, al estilo del que existió en la Unión Soviética, en la República Democrática Alemana, en Rumania y en algunos otros países socialistas. Se trata de algo peor, de una versión del “capitalismo monopolista de Estado” que trató Lenin, pero no con líderes políticos y funcionarios gubernamentales poniendo todo el poder del Estado al servicio de los monopolios, sino de un “capitalismo totalitario”, es decir, un sistema en el cual los grandes capitanes del poder político y gubernamental, enriquecidos con la corrupción del régimen, pasan a ser también los grandes capitanes de la economía, asociados con hombres de negocios “bolivarianos” y “revolucionarios”. Eso ya lo estamos viendo los venezolanos. Así se mantiene la ficción tramposa de supervivencia de la empresa privada, que tan útil es para hermosear la horrenda imagen totalitaria el régimen. . Cada vez que el gobierno realiza una expropiación o cualquiera otra de las acciones señaladas anteriormente, avanza con pie firme en la destrucción de la democracia y en la instauración progresiva del militarismo totalitario o capitalismo totalitario.
5. PREGUNTAS AL FINAL
La mayor parte de los asuntos planteados están ausentes de la agenda comunicacional pública de la casi totalidad de los dirigentes partidistas, líderes sociales y analistas de variada índole, lo cual lleva a suponer que no los conocen, o que, conociéndolos, consideran que no tienen importancia como para formar parte de su agenda comunicacional.
Pregunta: El ignorar estos asuntos, ¿le ha aumentado o le ha disminuido eficacia a la oposición, a la disidencia o a la crítica que los opositores, disidentes o analistas pretenden ejercer?
Si los opositores, disidentes o analistas no tratan estos asuntos, no es posible imaginar cómo podrían informarse sobre ellos los millones de mujeres y hombres comunes de nuestro país, una parte no pequeña de los cuales, según el Consejo Nacional Electoral, vota reiteradamente por el chavismo.
Pregunta: El darle a conocer estos asuntos a esos millones de mujeres y hombres, y sobre todo explicarles los negativos efectos que han tenido y los nefastos efectos que van a tener sobre ellos mismos, ¿fortalecería o disminuiría el apoyo de ellos al chavismo?
Pregunta: En materia de información, comunicación y orientación, ¿en qué consiste realmente el papel de un dirigente político, un líder social o un analista profesional?
Pregunta: La trágica situación sociopolítica que vivimos, ¿tiene solamente como culpables a Hugo Chávez y a sus secuaces?
Diario de América
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