“¡Esto es una victoria popular!” exclamaba el barbado funcionario, eufórico, en las instalaciones de arroz Primor. “Contraviniendo las instrucciones de la gerencia, los trabajadores y el sindicato reanudamos el procesamiento de arroz”. “Ahora el pueblo puede contar con el cereal a buen precio” agregó. Eran las 4:35 pm de la tarde. Habían pasado apenas 26 horas de la orden de Chávez de “tomar temporalmente” esa instalación. Y con ella se da inicio a la temporada circense 2009 de la revolución. Porque circo y del malo es lo que nos espera, ese es el plan anti crisis del gobierno.
En dos artículos anteriores les comenté en estas mismas páginas de la génesis de la crisis y de cómo Chávez y su camarilla había desmantelado el motor petrolero. (Ver al final de esta nota). Ahora les comentaré cómo nos llegará el racionamiento envuelto en permanentes shows.
El profundo desprecio hacia el pueblo es la característica más resaltante del modelo económico de la revolución. Desprecio porque concibe su dependencia económica del Estado como un objetivo político de bajo precio. Las misiones son concebidas como becas miserables de control personal, apenas significan algo cercano a los 200 USD mensuales por beneficiario, unos 2.400 USD anuales. Si el universo de becarios (sobre los que se ejerce control social) es de un millón quinientos mil, pues bien, ese reparto significa apenas 3.600 millones de dólares anuales. Una cantidad verdaderamente pírrica en el presupuesto del gobierno. Es por ello que se ufanaban de que esta crisis no los afectaría (pensando en los programas de control social). Pero son tan numerosos los errores, que inclusive estos programas “baratos” y de alto rendimiento político se verán estremecidos. Aquí los más notables errores:
1.- El gasto público desmedido y fuera de control. No se ahorró, pensaron que la expansión de precios petroleros colocaría el barril por encima de los 200 dólares. Este año ni siquiera llegará a 60 dólares por barril. Algunos estudiosos calculan que la corrupción gubernamental en el gobierno de Chávez se ha robado 34.800 millones de dólares, una cifra que representa el 4% de los ingresos fiscales en estos diez años.
2.- El desmantelamiento de la industria petrolera, con la inocultable declinación de la capacidad de producción, al pasar de 3.2 MM de barriles diarios a 2.3 MM de barriles diarios, sumado al error de convertir en empresas mixtas a antiguas operadoras. Ahora PDVSA tiene un compromiso de inversiones sin tener caja para ello. Es por eso que utilizan el mecanismo de venta de petróleo a futuro (fondo chino) que significa la entrega de la soberanía. PetroCaribe y su esquema de regalo de factura petrolera es sencillamente inviable.
3.- El método Chaz. Nefasto precedente muy celebrado por el oficialismo, destruyó la confianza en los productores del campo y de muchos industriales.
4.- Los controles de precios, de cambios y la criminalización de los inventarios, que trae desabastecimiento periódico, la destrucción de la oferta industrial interna, la migración de la actividad económica hacia el sector comercio, y la oferta limitada de productos, en variedad y calidad.
5.- La promoción de la “propiedad social”, verdadero trapiche demoledor de recursos públicos que sólo conduce a la corrupción y al enfrentamiento social.
6.- El cambio de las reservas internacionales de dólares a otras monedas que se depreciarán frente a éste.
7.- La ausencia de diálogo con los sectores productivos que no le son políticamente afectos. Denota falta de liderazgo y de compromiso.
8.- La estatización de empresas productivas, generadoras de impuestos y que demandan grandes inversiones periódicamente que ahora competirán con los recursos más sensibles como son los de seguridad, salud, educación y pensiones.
9.- El uso de las misiones como programas permanentes, cuando en realidad son programas de emergencia. Muchas de ellas son redundantes con la estructura formal de la administración pública. La mala calidad educativa de esos programas y la bajísima, sino ausente, inversión en investigación y desarrollo no permiten incrementos en la productividad nacional.
10.- Los caprichosos gastos militares, las ilegales ayudas a otros países y el dispendio de la administración pública pesarán mucho en estos años venideros.
Chávez hace tiempo debió haber hecho su tarea y preparar a su gobierno para los grandes problemas del país. ¿Qué puede hacer ahora? Poco. Porque no sabe qué hacer. Sólo montará un enorme circo para culpar a otros de su propia ineptitud. Su inseguridad y miedo no contribuyen a promocionar que un nuevo liderazgo que sí sabe cómo reconducir esta situación tome mayores responsabilidades.
Mientras tanto, lo que quede del sector privado será lo que nos permitirá salir de la crisis, el día que la arrogancia y el circo del gobierno dejen de ahogar nuestros propios méritos.
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