Las destempladas declaraciones y las precipitadas acciones emprendidas por el presidente de Venezuela y las consiguientes del presidente de Ecuador, a instancias de su líder máximo, se parecen al aullido de los animales acorralados. La metáfora no es literaria: se cierra dramáticamente el cerco endógeno y exógeno que los acosa.
El endógeno – por usar un término de moda en el discurso bolivariano – surge del fondo de sus pueblos, que despiertan de viejos encantamientos y perciben el daño que le causan con sus políticas delirantes y suicidas. En Venezuela, la gran derrota estratégica sufrida por Hugo Chávez el 2 de diciembre y la que según todos los analistas recibirá el 23 de noviembre próximo, cuando seguramente las alcaldías y los estados más determinantes del país vuelvan a poder de la oposición, ha fracturado el proceso revolucionario que lidera. Y su incapacidad de gobierno, que hoy se expresa en las angustias que sufren los venezolanos por la carestía, el desabastecimiento y la inseguridad lo ha puesto en barrena. Está en el nivel de popularidad más bajo de su historia. Rafael Correa, por su parte, ha comenzado a cosechar la reacción de una sólida oposición que se le ha atravesado en el camino y sabe por la experiencia de sus vecinos venezolanos el fin último que pretende su constituyente. Como su otro vecino miembro de la alianza bolivariana, Evo Morales, atraviesa por una grave crisis.
El exógeno – véase: la pérdida de respaldo de la opinión pública mundial y el distanciamiento de sus aliados moderados, como Lula y la Sra. Kirchner – han comenzado a ejercer un influjo notable sobre el debilitamiento de sus respectivos gobiernos. Si se le agrega la pérdida de Fidel Castro al mando de la presidencia de Cuba y ahora el devastador golpe asestado a sus aliados de las FARC por las fuerzas armadas colombianas, se comprende la desesperación con que Hugo Chávez ha reaccionado a la caída en combate de Raúl Reyes, cabeza visible de las narcoguerrillas colombianas. Una pérdida que supone la neutralización de la capacidad operativa de las FARC y que las empujará sin duda a precipitar una negociación de paz con el gobierno de Colombia. Reyes es insustituible. La desmoralización y la descoordinación de las FARC precipitarán su pérdida de poder, ya muy menguado por las acciones emprendidas por Álvaro Uribe al frente del Plan Colombia.
Y es recién el comienzo de una operación tenaza aplicada con astucia, tenacidad y gran inteligencia estratégica por los Estados Unidos para recuperar su influencia en la región.
El juicio de La Florida, que volverá a acaparar los titulares de la prensa mundial a partir de junio próximo y las revelaciones en manos del alto mando de las fuerzas armadas colombianas tras la captura de material estratégico contenido en las tres computadoras del fallecido Raúl Reyes anticipan tiempos borrascosos para Hugo Chávez, en primer lugar. Pero también para Correa y Evo Morales. Soplan vientos de un dramático cambio en América Latina.
De allí la pregunta que circula entre los distintos factores políticos de la oposición venezolana: ¿la escalada bélica iniciada ayer por Hugo Chávez pretende crear condiciones de conmoción nacional para congelar e impedir el proceso electoral? ¿Podría considerarse la posibilidad incluso de un auto golpe como última medida para evitar el inevitable colapso? Son preguntas muy pertinentes que debieran tener las debidas respuestas.
http://www.noticias24.com/actualidad/?p=12506
Pedro Lastra
lunes, 3 de marzo de 2008
"El aullido de los animales acorralados”
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