Obama esconde sigilosamente su arraigado etnicismo y verdadera convicción teológica: el Islam; la fe del África contemporánea. Invisible para sus fanáticos que lo vitorean, pero totalmente palpable para él. No por nada, se siente a gusto anunciando que entablará relaciones con Ahmadineyad, Haniyeh, Nasrallah y otros terroristas islámicos.
La demagogia con buen tono, que caracteriza a la retórica de Barack Obama, relució como nunca en su defensa pública sobre la relación que mantiene, o mejor dicho mantenía, con su mentor espiritual, el Reverendo Jeremiah Wright Jr., quien pasó a ser persona non grata del candidato demócrata, porque las circunstancias lo requieren.
De repente el hombre tan querido que le sirvió de guía espiritual para convertirse al Cristianismo, casarlo, y bautizar a sus hijas, ya no es su amigo, y dijo que no concuerda con su prédica racista. Aunque durante 20 años eso no pareció incomodarle. Tampoco parece perturbar a los musulmanes que un ex correligionario los abandone, pese a que el Islam condena la conversión a otra religión con la pena de muerte.
Obama esconde sigilosamente su arraigado etnicismo y verdadera convicción teológica: el Islam; la fe del África contemporánea. Invisible para sus fanáticos que lo vitorean, pero totalmente palpable para él. No por nada, se siente a gusto anunciando que entablará relaciones con Ahmadineyad, Haniyeh, Nasrallah y otros terroristas islámicos.
También empezó a renegar de cualquier comentario, amistad o vínculo comprometedor que pueda sensibilizar a individuos, agrupaciones y comunidades que necesita cautivar, para adecuarse al perfil deseado por la mayoría electoral estadounidense. Los sofismas estilizados en boca del hábil orador pueden deslumbrar a muchos inexpertos votantes.
Su sonriente esposa por su parte, dijo: que por primera vez se sentía orgullosa de los Estados Unidos. O sea que toda su vida despreció la tierra que la vio nacer, pero ahora que su marido es posible candidato a la Casa Blanca el país mejoró.
Barack Obama también criticó a su abuela blanca, que temía pasar por una acera si en ella había patotas de jóvenes negros. Algo que según él hería sus sentimientos, pero no reflexionó en el hecho, de que esa atmósfera atemorizaría también a cualquier negro vestido con traje elegante.
El candidato se preguntó alguna vez ¿por qué su anciana abuela tenía miedo? ¿Por qué la criminalidad violenta en las comunidades negras es mayor, no sólo en los Estados Unidos, sino en Brasil, Jamaica, Haití, o África misma, donde la mayoría, por no decir todos, son negros, y no hay ningún opresor blanco a quien culpar de su triste condición?
Obama recalcó que él tiene ancestros en tres continentes y que es producto de una cultura mixta, sin discriminaciones. Sin embargo, sólo se identifica con los de su color, por más que se haya criado con su madre y sus abuelos maternos, ya que su padre, el único negro de la familia, lo abandonó de niño.
La careta del matrimonio Obama empieza a caerse. ¡Qué diferencia con Colin Powell y Condoleeza Rice! Dos republicanos que no recurrieron a eufemismos ni engaños, para brillar en sus actividades políticas o académicas. Ambos, plenamente integrados a la sociedad, jamás usaron su color para obtener preferencias. Tampoco culparon al establishment blanco por sus infortunios.
La que pretendía ser una campaña sin tono racial, empieza a tomar el tinte que se esforzaron por ocultar. La filosofía de Obama se muestra como étnica y religiosa. Mientras más lo niega, más se nota.
Desde un ángulo oscuramente siniestro, la idea subyacente en su prédica popular, podría tener su base ideológica en el Norte de África. Su objetivo --tal como explica Moamar Gadafi en su “Libro Verde”-- es acabar con la civilización judeocristiana y la predominancia global de la minoría blanca, dominar el mundo y dar nacimiento a la Era de Alá.
Louis Farrakhan junto a Jeremiah Wright, concuerdan con esa propuesta, por más que Wright diga ser cristiano. Si el ambiguo Obama es cómplice o no de la estratagema, es preferible no averiguarlo con él en el poder.
Por José Brechner
Diario de América
http://www.diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=3652
3 comentarios:
Es usted un subnormal
Y usted es un asno que no sabe distinguir entre un hombre y una mujer.
Soy "Katya". ¿Entendido?
Querido hermano usted debe ser un blanquito envidioso, ademas como se le ocurre decir todas esas estupideses. Anormal.
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