Resulta algo difícil entender que un diario metropolitano importante enviara a un reportero a la otra punta del mundo a contar la mitad de una noticia. El St. Petersburg Times ofrecía a sus lectores el lunes exactamente eso en un seguimiento sobrecogedor de Mazen Al-Najjar, deportado por Estados Unidos en 2002, y su nueva vida en Egipto
No es ningún secreto que la prensa tiene problemas para llegar a fin de mes. Cada semana virtualmente trae nuevas informaciones acerca de enormes despidos y recortes. Hay menos páginas con menos noticias. De manera que resulta algo difícil entender que un diario metropolitano importante enviara a un reportero a la otra punta del mundo a contar la mitad de una noticia.
El St. Petersburg Times ofrecía a sus lectores el lunes exactamente eso en un seguimiento sobrecogedor de Mazen Al-Najjar y su nueva vida en Egipto. Al-Najjar, cuya hermana es la esposa de Sami Al-Arian, fue deportado por Estados Unidos en 2002 tras una pugna legal de cinco años después de estar detenido sin orden judicial durante más de cuatro, basándose en parte en pruebas secretas que le vinculan a la yihad Islámica palestina.
La saga Al-Najjar saltaba a los titulares en Florida hace más de cinco años llevando a su deportación. Las informaciones del Times adoptaron una narrativa partidista desde el principio, presentándole como un hombre de familia víctima y amante de la paz atrapado en una investigación federal radical que tenía poco que ver con él y todo que ver con su cuñado. Eso se prolongó con el perfil de la reportera Meg Laughlin en la portada de hoy acerca de la vida de Al-Najjar: "El antes profesor de la Universidad de Florida ha tenido que superar la ruina financiera, brotes de ansiedad, la separación de su familia, la diabetes y más recientemente, un diagnóstico de cáncer de tejidos blandos. Cuando Al-Najjar abandonaba Tampa en un vuelo chárter en agosto de 2002 con destino a nadie sabe dónde, dejaba atrás más de 2.000 noticias de prensa, un documental acerca de su caso y miles de partidarios que habían protestado por su encarcelamiento bajo pruebas secretas. El palestino era acusado de tener relaciones con la yihad Islámica, un grupo terrorista."
No se hace más mención a la yihad en el relato. Ello encaja en la orientación, dado que el diario tiene aún que examinar su cobertura o comprobar las afirmaciones hechas por Al-Najjar y su familia para ver si ese retrato se sostiene. El relato de Laughlin no ofrece a los lectores ni una pista de que ella examinara el historial o preguntara a Al-Najjar alguna pregunta difícil acerca de si engaña o no a esos miles de partidarios.
Los engaña. Repetidamente. Un motivo de que Al-Najjar llamase la atención de los funcionarios de inmigración fue la sospecha de que tomó parte en un matrimonio de conveniencia en 1984 para obtener la residencia norteamericana permanente. Al-Najjar y sus parientes prestaron testimonio en el caso de su deportación diciendo que el matrimonio era genuino. Pero su primera esposa dijo a los funcionarios que el matrimonio era un favor que le hacía a su novio ayudando a Al-Najjar a recibir la tarjeta verde. "Mazen y yo nunca llegamos a vivir juntos," escribe, "nunca consumamos [sic] el matrimonio."
En 2000, Al-Najjar volvió a la palestra, pretendiendo cuestionar las pruebas secretas y solicitar la libertad bajo fianza al tiempo que apelaba una orden de deportación final. Fue una interpretación convincente en la que denunciaba el terrorismo y a la propia yihad Islámica. "Discrepo con la violencia," decía Al-Najjar. "No es una parte buena de la experiencia de la humanidad. Podría ser la peor parte. No creo que la violencia sea forma de solucionar un conflicto." Desde entonces, las pruebas dadas a conocer en el juicio criminal de Al-Arian demuestran que Al-Najjar ocupó realmente un cargo en el Majlis Shura (el consejo de gobierno) de la yihad Islámica. Agentes del gobierno encontraron billetes de avión que demuestran que Al-Najjar enviaba materiales al fundador de la yihad, Fathi Shikaki, a Damasco. Pruebas adicionales indican que recibía un salario de la organización. En una llamada telefónica de abril de 1994, Al-Arian y Al-Najjar expresan su frustración con "los de Damasco" y las luchas internas entre los miembros de la dirección de la yihad Islámica palestina.
Este conjunto de hechos no encaja en el relato del Times. Laughlin sí menciona que, tras ser deportado al Líbano, fue acogido por una hermana. No se menciona el hecho de que el marido de la hermana es Mohammed Tyseer Al-Khatib, el tesorero de la yihad Islámica. Agentes federales interceptaron docenas de llamadas telefónicas y faxes que demuestran las luchas internas entre la dirección de la organización por el dinero. Al-Khatib estaba en el centro de ello.
Fue Al-Khatib quien envió casi 100.000 dólares a Al-Najjar en 1992. Los registros bancarios demuestran que Al-Najjar los retuvo, los dividió entre distintas cuentas, y a continuación los devolvió en febrero de 1994. Prestó testimonio diciendo que simplemente los estaba guardando a su cuñado, Al-Khatib, y que estaba buscando tipos de interés mejores. Pero Al-Najjar devuelve el dinero a Beirut en medio de una crisis financiera que amenazaba la existencia misma de la yihad Islámica. Laughlin sí menciona a sus lectores que Al-Arian se declaró culpable en 2006 del cargo de conspiración para proporcionar bienes y servicios a un grupo terrorista. Sin embargo, no menciona específicamente que el grupo en cuestión es la yihad Islámica, ni que Al-Najjar se encuentra entre los vinculados al grupo que Al-Arian conspiraba para ayudar.
Allá por el 2000, cuando Al-Najjar declaraba bajo juramento en la audiencia de su condicional, cometía perjurio acerca de otro relacionado con la yihad, Ramadán Shallah, secretario general del grupo desde 1995. Al-Najjar trabajó con Shallah en un laboratorio de ideas de Tampa llamado World and Islam Studies Enterprise. Cuatro integrantes de la dirección de la yihad Islámica -- Al-Arian, Al-Najjar, Shallah y Basheer Nafi -- llegaron a trabajar allí. Pero Al-Najjar negaba haber sabido que Shallah tuviera conexión alguna con la yihad. El Tampa Tribune informaba que: "Al-Najjar decía estar decepcionado al saber del nombramiento de su antiguo colega. ‘Arruinó su propia carrera académica,' decía Al-Najjar. Iba a ser un académico muy refinado.'" En el párrafo "m" de su acuerdo con la fiscalía, Al-Arian admite que Al-Najjar formaba parte de una tapadera del laboratorio de ideas para encubrir la verdadera identidad de Ramadán Shallah y el papel en la yihad Islámica. De igual manera, Al-Najjar negaba que la organización de caridad que ayudaba a dirigir, el Comité Islámico por Palestina (ICP), estuviera vinculada de cualquier manera a la yihad Islámica. Cuando los funcionarios federales difundieron un video que muestra a un imán de Cleveland refiriéndose a la organización como ”el brazo activo de la yihad Islámica," Al-Najjar afirmaba desconocer y decía que era mentira. El imán, Fawaz Damra, citaba nombres de criminales pertenecientes a la yihad Islámica para pedir donativos.
Cuando durante el juicio por conspiración de 2005 de Al-Arian era reproducido el video, Laughlin describía a Damra como "alguien que desde entonces se ha convertido en defensor del diálogo y la paz entre musulmanes y judíos." No mencionaba, o puede que ni siquiera supiera, que en junio de 2004 Damra había sido condenado por mentir en su solicitud de inmigración al no mencionar sus vínculos en Estados Unidos, incluyendo a la yihad Islámica.
Es interesante que los redactores editoriales del Times demuestran ser con frecuencia más agresivos hacia Al-Arian que sus reporteros. Al-Arian fue absuelto del nueve de los 17 cargos en su contra en diciembre de 2005 y los jueces discrepaban en los ocho cargos restantes. Los defensores de Al-Arian presentaron el veredicto como una absolución total, pero el Times editorializaba: "Incluso si Al-Arian no fue procesado por apoyar actos terroristas, salió a la luz lo que es -- alguien que fomenta el odio. No es simplemente un académico inocente de opiniones impopulares acerca del conflicto palestino israelí, como se afirma con tanta frecuencia, ni un 'preso de conciencia.' El juicio demostró que Al-Arian tenía profundas conexiones con la yihad Islámica, que se piensa es responsable de más de un centenar de muertos en Oriente Medio. Era descrito por uno de sus propios abogados como un recaudador de fondos para "el brazo de caridad de la yihad Islámica." Y Al-Arian no era desconocedor de las monstruosas tácticas del grupo, dado que era receptor habitual de faxes anunciando los atentados suicida del grupo." De nuevo, la última noticia de Laughlin no recuerda nada de esto a sus lectores. ¿Pueden citar los editores del Times otro ejemplo en el que una fuente quede en evidencia por haber mentido sobre el mismo tema que la hace relevante, pero el diario la siga retratando bajo una luz favorable sin aparente duda de lo que quiera que tenga que decir?
A pesar de los recortes, el Times sigue siendo un periódico notable con reporteros de investigación de talento. Es una pena que no se les haya encargado comparar los perfiles favorables y amistosos de figuras públicas con la realidad más difícil de la que se tiene constancia. Una noticia de seguimiento de la vida de alguien que ha sido noticia puede estar justificada, a expensas incluso de pagar el viaje a un reportero hasta El Cairo en un momento de profundos recortes. Pero para lograr el equilibrio, para servir a sus lectores, el Times debería contar la historia entera o no decir nada.
Por Steven EmersonDiario de América
http://www.diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=4514
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