lunes, 29 de septiembre de 2008
Antonini declara evitando la mirada de Franklin Durán
Guido Alejandro Antonini Wilson ha declarado en el juicio del “caso del maletín” con cierto nerviosismo y una obsesión: evitar la mirada de su socio y amigo Franklin Durán, uno de los acusados.
Así reseña una crónica de la agencia EFE:
Antonini Wilson es un hombre acostumbrado a riesgos y a sensaciones fuertes. No en vano ha corrido a velocidades vertiginosas en rallys internacionales con vehículos de lujo en exclusivas pruebas organizadas para millonarios.
Pero en el juicio que se sigue en Miami le faltó esa templanza y evitó a toda costa la penetrante mirada de un pálido Durán que desde el banquillo de los acusados parecía tratar de recordarle los vínculos de negocios y amistad que mantuvieron durante años.
Antonini, de 47 años, llegó a Buenos Aires el 4 de agosto del 2007 y las autoridades argentinas le decomisaron un maletín con 800.000 dólares que entonces declaró que le pertenecía, pero que ahora sostiene que no era suyo y que desconocía su contenido.
El dinero presuntamente procedía de la estatal Petróleos de Venezuela S.A (PDVSA) y estaba destinado a la campaña de la actual presidenta de Argentina, Cristina Fernández, según testigos de la Fiscalía Federal de Estados Unidos
Antonini relató lo sucedido cuando le incautaron el maletín mirando siempre hacia un punto imaginario del tribunal de Miami, donde un jurado deberá decidir si Durán es inocente o culpable de conspirar y actuar en EE.UU. como agente del Gobierno venezolano para ocultar el origen y destino del dinero.
Sólo en una ocasión miró de frente a Durán, cuando el fiscal federal Thomas Mulvihill le pidió que lo identificara en el tribunal. El resto del tiempo actuó como si el acusado no existiera, sobre todo cuando pasaba a su lado al abandonar la sala.
Un comportamiento que pareció irritar a Durán, quien además de ser el padrino de las dos hijas de Antonini ha sido su socios en negocios millonarios a través de empresas como Techmilk, Inc., Venoco y Foxdelta Investment.
Esta actitud esquiva llamó la atención tratándose de una persona que solía participar en el famoso rally Gumball 3000 que anualmente se realiza en diversos países, tras pagar unos 100.000 dólares, y los competidores corren en lujosos vehículos.
El venezolano Carlos Kauffmann, otro de los acusados en el caso, y Durán participaron con Antonini en ese rally en varias ocasiones.
Durán en las transcripciones de conversaciones sostenidas con Antonini, quien las grabó para el FBI, se muestra como un amigo preocupado por “mi Gordo” luego de que éste declarara en la aduana de un aeropuerto de Buenos Aires que le pertenecía el maletín.
“Yo quiero ayudarte, objetivamente hablando. No quiero que ni una palomita te toque un pelo. Yo no estoy buscando salvarte a ti para salvarme a mi”, dijo Durán en una reunión en Miami.
Pero Antonini hacía rato que había decidido que quien lo ayudaría y lo protegería era la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), por ello colaboró en el caso en el que están acusados cuatro venezolanos y un uruguayo.
Al empresario, nacido en La Victoria, estado Aragua, le resultó extremadamente costoso asumir como suyo el maletín.
De la noche a la mañana pasó de ser un prominente hombre de negocios con acceso a la elite política y empresarial de algunos países de América Latina, a un individuo con puertas cerradas en los bancos, acosado por la prensa y presionado por presuntos emisarios del Gobierno de Venezuela para que guardara silencio.
Hasta el propio presidente venezolano, Hugo Chávez, lo tildó de “traidor”, “bandido” y “desgraciado” en una conferencia de prensa en la que criticó duramente a Antonini.
En Argentina, país en donde incluso asistió a una recepción en la Casa Rosada, sede del Gobierno, todos niegan que le conocían.
Antonini afirmó en una carta a Chávez que todo lo que hizo fue ayudar a cargar las maletas en un gesto caballeroso con Victoria Bereziuk, la asistente del ahora ex funcionario argentino Claudio Uberti.
“Ahora soy un hombre buscado por algo que nunca hice (….) Yo tengo mucho miedo de ir a Argentina y ahora también de regresar a Venezuela, mi país”, dijo el empresario en la misiva que comenzaba con las palabras “Querido Comandante Chávez”.
Cadena Global/EFE
http://www.cadenaglobal.com/Noticias/default.asp?Not=192354
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