Budapest, noviembre de 1944: Otro tren alemán es colmado de judíos a ser llevados a Auschwitz. Un joven diplomático sueco se abre paso entre unos guardias de la SS nazi y se sube al techo de un vagón de ganado.
Ignorando las balas de los guardias, se asoma y le pasa decenas de pasaportes falsos a la gente debajo suyo, que queda de este modo bajo la protección del gobierno sueco. Le ordena a todo aquel que recibió un pasaporte bajar del tren y subirse a unos vehículos que había llevado. Los guardias observan todo esto atónitos.
Raoul Wallenberg era un funcionario menor de un país neutral, de buenos modales y aspecto ordinario. Fue reclutado por Estados Unidos, que lo envió a Hungría para salvar judíos. Mediante amenazas, engaños y sobornos, evitó la deportación de unas 20.000 personas y la matanza de otras 70.000 en el gueto judío de Budapest.
El 17 de enero de 1945, pocos días después de la llegada de los soviéticos a la capital húngara, Wallenberg, quien tenía 32 años, y su chofer, Vilmos Langfelder, se fueron con una escolta rusa y nunca más se supo de ellos.
Dado que puso un destello de humanidad en el Holocausto, se le han rendido todo tipo de tributos. En numerosos países hay calles que llevan su nombre y su rostro ilustra estampillas.
Los investigadores, no obstante, todavía no han dilucidado dos grandes misterios: Por qué fue arrestado y si murió realmente en manos de los soviéticos en 1947, como se cree.
Documentos que salieron a la luz recientemente arrojan luz sobre otro interrogante: el de si Wallenberg estuvo relacionado, directa o indirectamente, con un servicio supersecreto de inteligencia estadounidense conocido como "the Pond" (el Estanque), que operó en la última parte de la Segunda Guerra Mundial, cuando aumentaban las suspicacias de los soviéticos en torno a las intenciones de Occidente en Europa oriental.
La CIA admitió en la década de 1990 que Wallenberg había sido reclutado por la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), un precursor de esa agencia.
Poco se sabe del Pond. Pero este año la CIA va a entregar al Archivo Nacional una pila de documentos relacionados con ese servicio, hallados en un establo de Virginia en el 2001. Le pertenecían a John Grombach, quien dirigió ese servicio.
Si bien se han escrito decenas de libros sobre Wallenberg, siguen sin saberse muchas cosas. El Kremlin no ha encontrado o entregado numerosos archivos, Suecia declinó suministrar información y la AP se enteró de que hay unas 100.000 páginas de documentos desclasificados de la OSS a la espera de ser procesados por el Archivo Nacional.
Los rusos dicen que Wallenberg murió en prisión en 1947, pero no han suministrado el certificado de defunción ni entregado sus restos.
Investigadores independientes creen que puede haber vivido muchos años más, tal vez hasta fines de la década del 80. De ser cierto, probablemente fue mantenido aislado, privado de su identidad, con un nombre falso o identificado con un número, pasando como un fantasma de un centro de detención a otro, o incluso a instituciones psiquiátricas.
En 1991, el gobierno ruso encomendó a Vyacheslav Nikonov, subdirector de la KGB, que investigase los archivos relaciondos con Wallenberg.
Luego de meses de trabajo, Nikonov llegó a la siguiente conclusión: "Fue muerto a tiros en 1947".
Rusia y Suecia iniciaron una investigación conjunta que duró diez años y no arrojó resultados, ya que no se pusieron de acuerdo en torno a las conclusiones.
El informe sueco dice que "no hay pruebas confiables de lo que sucedió con Raoul Wallenberg".
Los rusos afirmaron que "Wallenberg murió, o, más probablemente, fue asesinado, el 17 de julio de 1947" y dieron el caso por cerrado.
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El puesto de primer secretario de la embajada sueca en Budapest era para encubrir el trabajo de Wallenberg como agente estadounidense, encargado de tratar de salvar judíos.
En 1994, Susan Mesinai, quien había estado investigando el caso durante cinco años, visitó a Lucette Colvin Kelsey, una prima de Wallenberg, en su residencia de Connecticut, Estados Unidos. Kelsey le dijo: "Raoul trabajaba para los niveles más altos del gobierno (estadounidense)".
"Le pregunté, '¿cuán altos, el presidente'?", y ella asintió con la cabeza, relata Mesinai, revelando a la AP una conversación que había mantenido en secreto durante 14 añoa.
Wallenberg estuvo en el centro de un mundo de intrigas que involucraba a la resistencia húngara, las actividades clandestinas de los judíos, los comunistas que colaboraban con los soviéticos y los servicios de inteligencia soviético, británico, estadounidense y sueco. Mantuvo contactos regulares con Adolf Eichmann y otros nazis involucrados en la deportación de judíos.
Actuase o no como espía de Estados Unidos, los rusos tenían muchas razones para sospechar de él.
"Wallenberg estaba vinculado con los principales actores de Hungría", expresó Susanne Berger, investigadora alemana que colaboró con la iniciativa ruso-sueca.
El agente de la OSS que reclutó a Wallenberg en Estocolmo, Iver C. Olsen, negó en 1955 que haya sido espía. Mesinai y Berger, en cambio, creen que sí entregó información al Pond, un organismo cuya existencia era conocida únicamente por el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt y unos pocos colaboradores.
En diciembre de 1993, Marvin Makinen, de la Universidad de Chicago, entrevistó a Varvara Larina, una jubilada que había trabajado en la Prisión Vladimir de Moscú en 1946. La mujer recuerda a un extranjero que era mantenido aislado en una celda del tercer piso.
Hablaba ruso con acento y se quejaba siempre de que la sopa estaba fría. El que no lo castigasen por esa queja le llamó la atención a Larina, lo mismo que el hecho de que le dijesen que le sirviese primero a él.
"Esto era muy inusual", ya que ese tipo de actitudes eran castigadas, dijo la mujer. "El que no lo hiciesen indica que era alguien especial".
Cuando se le mostró una serie de fotos de distintas personas, Larina seleccionó sin titubear una de Wallenberg que nunca había sido publicada, según Makinen.
Mesinai y otros investigadores examinaron cientos de versiones de gente que dice haber visto a Wallenberg, unas más verosímiles que otras.
Un relato que llama la atención data de 1961. La física sueca Nanna Svartz le preguntó a un colega ruso sobre Wallenberg durante una conferencia internacional de medicina. El colega respondió en tono bajo que había estado en un hospital psiquiátrico y "su estado no era bueno".
El informante, Alexandr Myasnikov, afirmó posteriormente que había sido malinterpretado, pero Svartz lo niega. "Se puso pálido apenas lo dijo. Dio la impresión de que se dio cuenta de que había hablado de más", expresó.
Si Wallenberg no murió en 1947, ¿por qué no fue liberado?.
El informe sueco especula que, cuanto más tiempo pasaba, más difícil se le hacía a los soviéticos su liberación. "Tal vez les resultó más sencillo mantenerlo aislado", señala el documento.
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En este despacho colaboró el investigador de AP Randy Herschaft desde Washington, D.C.
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En la red:
Wallenberg Association: http://tinyurl.com/55p7y5
Portal del gobierno sueco: http://www.sweden.gov.se/content/1/c6/04/11/37/37b7322e.pdf
International Wallenberg Foundation: http://www.raoulwallenberg.net/?en/wallenberg
U.S. Holocaust Memorial Museum: http://www.ushmm.org/wlc/article.php?langen&ModuleId10005211
National Archives site on CIA, OSS, Pond documents: http://www.archives.gov/iwg
CIA documents: http://www.foia.cia.gov (type wallenberg in search field)
CIA Pond article: http://tinyurl.com/3ar3rx
State Department Wallenberg collection: http://foia.state.gov/SearchColls/CollsSearch.asp (click on wallenberg, then on search box)
Por Arthur Max y Randy Herschaft
The Associated Press
El Nuevo Herald
http://www.elnuevoherald.com/338/story/198723.html
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