Carlos Iturgaiz, el europarlamentario del PP, vivió ayer en primera persona la expulsión de su compañero Luis Herrero decretada por la Cancillería de Venezuela. Eran las 19.15 horas en Caracas, Herrero daba la bienvenida al político vasco en el hall del hotel Pestana de Caracas cuando un policía se acercó hasta Herrero para decirle que le acompañara.
"Dos policías le pidieron a Luis que les acompañara y él me pidio que estuviera a su lado. Nunca imaginé que unos minutos más tarde 20 policías iban a agarrarle de las piernas, del cuello, lo iban a coger en volandas, como en un secuestro, sin que nos mostraran ni una orden de detención ni nada por el estilo pero aseguraban que Luis había sido expulsado del país", recuerda Iturgaiz desde la habitación del hotel venezolano.
Aún es madrugada en Venezuela pero Iturgaiz recuerda cada minuto de una experiencia inolvidable. "Tras agarrar a Luis un policía me quitó el teléfono móvil y yo corrí detrás de los policías hasta el exterior del hotel. No estaba claro si tras su secuestro los policías lo llevarían al aeropuerto o a cualquier otro lado. Temí una tragedia", explica desde Caracas a EL MUNDO el eurodiputado del PP que formaba parte junto a Herrero y otros tres representantes del Grupo Popular Europeo de una comisión de observadores internacionales de los comicios que se celebrarán mañana domingo.
Iturgaiz avisó al vicepresidente del PP Europeo Jaime Mayor Oreja y al embajador de España en Venezuela pero el responsable diplomático alegó que no tenía a su disposición el coche blindado de la sede diplomática para no trasladarse al aeropuerto pero sí comunicó la situació al Gobierno español.
Luis Herrero había realizado el viernes, a su llegada a Caracas, unas declaraciones públicas críticas con Chavez por la falta de democracia y libertad en Venezuela y recordando que Chavez había amenazado con utilizar gas del bueno contra los estudiantes críticos.
Una hora después de habérselo llevado regresaron los policías con la llave de la habitación de Luis para recoger su pasaporte, la maleta y las medicinas y yo les seguí hasta el aeropuerto. Allí fue imposible verle para comprobar su estado y darle sus pertenencias.
Cuando me confirmaron que ya volaba con Varig hacia Sao Paolo el embajador me ratificó que partía en ese vuelo. "Ni siquiera me dejaron darle su maleta. Esta aquí conmigo en mi habitación pero la delegación no regresará porque con nuestra presencia tenemos que trasladar un mensaje de libertad", señala Iturgaiz.
El Mundo, España
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/02/14/internacional/1234607100.html
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